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Una veintena de personas mantienen viva la masonería en la demarcación

En el mundo hay ocho millones de hermanos masones que cobran más importancia en países como Inglaterra, Francia, Estados Unidos o Latinoamérica

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En torno al año 1.000 coincidiendo con el arte románico, los picapedreros, carpinteros y maestros de obra se empezaron a constituir en gremios. Estos disponían de un cobertizo para guardar las herramientas de trabajo, comer o dormir, que denominaban «logia». Con la llegada del arte gótico estos maestros de obra se hicieron arquitectos y, como más crecían en importancia, más se reservaban los secretos de su oficio. Así nació el gremio de los masones o maestros de obra, formado por los aprendices, los oficiales o compañeros y los maestros, que son todavía hoy día los títulos o grados de los masones actuales.

En España, durante la época de la dictadura franquista, los masones fueron duramente perseguidos y castigados, de aquí a que prácticamente no se tenga constancia de ellos en el Estado pero lo cierto es que todavía quedan. Bajo la Gran Logia de España, institución reconocida por el Reino Unido, se pueden encontrar hasta 30 grupos repartidos por toda Cataluña, dos de ellos en la demarcación de Tarragona, uno en Móra d'Ebre y el otro en Reus. Esta última logia es conocida como Respetable Logia de Joan Prim y hace un año que está establecida en el 'Círcol', en la plaza Prim. Este grupo de masones fue fundado por Tomàs Gilabert y al principio recibió el nombre de Logia Mare Nostrum número 25 y estaba establecida en Tarragona. Actualmente, la forman una veintena de personas que «mejorándonos a nosotros mismos, intentamos servir de ejemplo para el resto de la sociedad», explica a Diari Més, Gilabert. Una de las tareas de los masones es ver las necesidades de la sociedad y ayudar a mejorarlas predicando con el ejemplo.

La masonería en España ha vivido muchos años escondida por las represiones franquistas pero desde la Respetable Logia de Joan Prim quieren cambiar esta visión: «Uno de los objetivos principales es hacer visible a nuestra logia, queremos que la gente sepa que aquí también existimos», detalla Gilabert. Con todo, el fundador de la logia de Reus remarca que no quieren hacerse propaganda, «hacemos muchas acciones, ayudamos a muchas personas pero no queremos hacer público eso porque no pretendemos hacernos publicidad o aparecer en medios por estas razones».

Una de las acciones que sí hicieron pública fue el funeral masónico que le hicieron a los restos del General Prim el pasado mes de noviembre. «Hemos tardado muchos años en poder hacerle este funeral, que hacemos a todos los hermanos masones, porque los restos estaban en Madrid y allí era muy complicado que la iglesia nos lo permitiera, argumenta en esta redacción Gilabert. Los restos del General Prim descansaron en Madrid hasta 1970, año en que volvieron en su ciudad natal, Reus. Con el mausoleo de Prim en el cementerio, los masones pudieron ejecutar su funeral con el permiso del ayuntamiento reusense.

Gilabert detalla que reciben muchas solicitudes para acceder a su logia pero que «sólo un hombre mayor de edad e impecable en su conducta, tanto empresarial como personal puede acceder».

En el mundo, hay ocho millones de hermanos masones, algunos de ellos con cargos importantes en países como Inglaterra, Francia, Estados Unidos o Latinoamérica, hecho que les permite influir mucho más en la sociedad de aquellos lugares.

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