Diari Més

Coia Valls, autora de 'Els camins de la llum' (Ed. Rosa dels Vents)

«Louis Braille murió sin el reconocimiento por su trabajo»

En ‘Los caminos de la luz’ Coia Valls desgrana la vida del creador del sistema Braille, que vivió en la Francia del siglo XIX

L'escriptora reusenca amb el seu darrer llibre, que també és una història de superació.

«Louis Braille murió sin el reconocimiento por su trabajo»Gerard Martí

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—Esta es su séptima novela, pero ha explicado que es especialmente importante para Usted. ¿Por qué motivo?

—Porque, de alguna manera, hace de bisagra con mi vida laboral. He pasado treinta y ocho años de mi vida trabajando como pedagógica, terapeuta y logopeda, y pensé en hacer una novela que juntara mis dos grandes pasiones, la escritura y la educación especial. Por otra parte, detrás del libro hay una tarea de documentación importante, visité París, Vichy, Coupvray y Limoges, escenarios de la vida de Braille. También me entrevisté con personas de la ONCE y pedagogos y terapeutas que me ayudaron a hacer una inmersión en este mundo. Y todo este añadido tuvo como resultado en un crecimiento personal muy importante.

— Qué sabía, de Louis Braille?

—No sabía casi nada. Sospechaba que detrás del método había la persona que llevaba su nombre, pero ni siquiera sabía si era ciego o no. Lo que sí que tenía claro es que, como pasa siempre con los creadores, detrás tenía que haber una gran curiosidad.

—Y qué personaje se encontró?

—Me encontré a una persona muy humilde, sencilla, tozuda y con una fe muy grande, que hizo una revolución silenciosa. Una persona que sospechaba que la única manera de salir de allí donde estaban, porque en su época los ciegos eran la capa más baja de la sociedad, era con el acceso al conocimiento. Y lo hizo con un alfabeto que no sirvió sólo para la lectura y la escritura, sino también para hacer anotaciones musicales, para el lenguaje matemático o para hacer mapas en relieve. Además, creó el método de puntos en relieve con un utensilio muy parecido a lo que lo dejó ciego cuando era pequeño: su padre era albardero y sufrió un accidente con un punzón.

—Curiosamente, con la lectura del libro hemos descubierto que el lenguaje Braille tiene su origen en un método de comunicación ideado para usos militares.

—Nada surge de la nada, y este método tampoco. Braille perfeccionó un método creado por Charles Barbier, un capitán del ejército que inventó un método de lectura a oscuras para que los soldados pudieran descodificar los mensajes en las trincheras sin ser descubiertos. Barbier fue al centro donde había Louis Braille, la Institución de Jóvenes Ciegos de París, y puso su invento a su servicio. El director hizo gritar a algunos alumnos aventajados, entre los cuales había Louis Braille, que determinó que era una gran idea pero que había que perfeccionarla. En este punto tuvieron una gran disputa, porque Charles Barbier pensó que un mocoso de doce años no le tenía que discutir nada, pero Braille, que debió tener una gran inteligencia emocional, decidió no enfrentarse, sólo trabajar para mejorar el método.

—Louis Braille fue reconocido en vida por esta aportación tan revolucionaria?

—No, murió joven, de tuberculosis, como muchos de sus compañeros románticos de la época, y sin ver el fruto de su trabajo. Murió en el ostracismo porque todavía no se le había dado la oficialidad al método. Después sí que hubo un reconocimiento, pero el método voló por él mismo y él quedó un poco a oscuras. Creo que con la novela se hace un reconocimiento a Braille y a todas aquellas personas que han trabajado para conseguir una integración efectiva, y hacer que la discapacidad no sea un estigma. Yo he trabajado con personas sordas, y sé de la impotencia que sienten cuando no encuentran la herramienta para comunicarse o hacerse oír en igualdad de oportunidades. Hemos avanzado mucho, pero todavía hay mucho trabajo. Las personas ciegas todavía tienen problemas para votar a las elecciones en el anonimato, no pueden saber, cuándo van a comprar, si el brick que cogen es de leche o de zumo de tomate... Pienso que Louis Braille todavía estaría un poco enfadado si nos viera. Tenemos muchos medios, pero en algunas cosas todavía estamos un poco en las baceroles.

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