Diari Més

Jordi Cubillos: Activista cultural

«El necroturismo es una forma de conocer la historia de las poblaciones»

Jordi Cubillos y Amadeu Carbó son los autores del libro ‘Fins aquí hem arribat. Què fem i com celebrem el darrer adéu’ (Ed. Morera)

J. Cubillos en el cementerio de Poblenou de Barcelona.

«El necroturisme es una manera de conocer la historia de las poblaciones»NORBERTFOTO

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—En este libro hacen una mirada al mundo de la muerte. ¿De qué manera encararon este trabajo?

—Con una doble intención. La primera, dar a entender que eso de hablar de la muerte, que hoy día parece que sea un tema políticamente incorrecto, es una cuestión tan normal como cualquier otra. Y la segunda es exponer una serie de cuestiones, con un tono divulgativo y ameno, en torno a la cultura de la muerte. Explicamos también una serie de costumbres y tradiciones que desgraciadamente se han ido perdiendo o desdibujando en el tiempo, y pensamos que vale la pena dejar constancia de su origen y evolución.

—Lo que pone de manifiesto el libro es que en sólo 50 años hemos cambiado mucho los ritos funerarios. ¿Por qué?

—Entendemos que ha habido un cambio de paradigma importantísimo. Por cuestiones logísticas, de mercado y sanitarias, todo lo que rodeaba el hecho funerario ha cambiado mucho. Por ejemplo, los que somos un poco mayorcitos recordamos los velatorios de los difuntos en casa. Antes nacíamos y moríamos en casa, ahora nacemos y morimos en el hospital. Este hecho es importantísimo, por el acompañamiento continuo del finado que había antes. Se lo tenía en casa recibiendo las visitas y el pésame de familiares, amigos vecinos y conciudadanos, que lo acompañaban hasta el cementerio. Ahora los velatorios se hacen en el tanatorio, en un horario concreto, y con un poco de suerte te dejan ver al difunto y todo. También ha cambiado mucho la manera de avisar a los familiares, seguramente lo haremos por correo electrónico, de manera muy diferente a como se hacía cuando las ciudades eran mucho más pequeñas y en los pueblos medios y pequeños estaba la costumbre de repartir aquellas esquelas u octavillas que iban de mano en mano o se dejaban en el casino o en la farmacia.

—¿Los catalanes somos singulares en algún aspecto, a la hora de vivir el hecho funerario?

—No especialmente, aunque hay un par de detalles que sí que considero bastante interesantes. Uno es que somos muy sobrios en las lápidas y epitafios. En el libro dedicamos un capítulo, pero es difícil encontrar que sean muy destacables, en general ponemos un «Aquí descansa, La familia te recuerda» o el nombre y las fechas. El otro aspecto singular es que los cementerios catalanes mayoritariamente son monumentales, por pequeños o grandes que sean, se encuentran maravillas artísticas. Y lo decimos porque este es un tema que nos apasiona.

—¿Se refiere al ‘necroturismo’?

—Sí. Últimamente se ha puesto en boga hacer visitas guiadas en cementerios, como una nueva forma de turismo cultural. Pienso que en las visitas a los cementerios hay una cuestión muy provechosa, y es que como las suelen hacer guías que se han aprendido muy bien la lección o historiadores locales, no sólo te hacen ver la belleza de las construcciones, sino que también te explican la historia de aquella población, que se refleja en su cementerio. Nosotros somos muy partidarios de qué se hagan estas rutas, e incluso la UE ha creado la Ruta europea de cementerios, de la cual forman parte muchos cementerios de Cataluña.

—¿El cementerio de Reus tiene alguna historia curiosa?

—Es muy interesante por una cosa que es sabida, pero vale la pena recordar, y es que fue el primer cementerio civil de todo el estado. Hasta entonces muchos cementerios todavía estaban controlados por el clero y no permitían que se enterrara nadie que no fuera «católico, apostólico y romano.» En Reus es el primero donde se entierra a todo el mundo. Otro tema interesante del cementerio de Reus es que en el portalón de la entrada hay una figura del dios Cronos. Pues bien, durante la época franquista las autoridades eclesiásticas decidieron que era muy pagana y pusieron una cruz. Después, con la democracia, se volvió a poner el Cronos. Esta figura, en Reus, es conocida popularmente comoEl Peret de la dalla. Reus es uno de los cementerios que están en esta ruta europea que comentaba, y forma parte de una asociación de cementerios monumentales de Europa que es muy selecta, no entra todo el mundo que quiere.

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