Diari Més

La L11 ha sufrido incidencias intermitentes durante seis de los últimos quince días

Las demoras a una línea que conecta puntos como el CAP Fortuny y varios barrios con el centro acaban con la paciencia de los usuarios

Un dels autobusos de l'empresa municipal Reus Transport que ofereixen servei a la L11.

La L11 ha sufrido incidencias intermitentes durante seis de los últimos quince díasOlívia Molet

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Nuevos retrasos en la L11 motivados probablemente por el problema mecánico que, dos semanas atrás, ya afectó a uno de los vehículos que completan el recorrido, y que han vuelto a aparecer ahora después de que el servicio quedara restablecido, han desembocado en molestias sostenidas por los usuarios de la ruta. En total, entre el pasado 15 de mayo y ayer día 31, la L11 ha registrado incidencias intermitentes durante al menos seis de estos 14 días, y algunas han afectado también al funcionamiento de la L60 al desviarse uno de los buses que cubren la segunda línea.

Algunos de los que utilizaban regularmente la L11, que enlaza varios barrios con el centro y, por ejemplo, con el CAP Fortuny, se han visto recogiendo vecinos en su coche particular para no perder una cita al médico de cabecera o renunciando al trayecto para no tener que esperar el doble de tiempo que hasta ahora. Y es que la frecuencia, con estas averías y tal como hacía público recientemente a Reus Transport, ha pasado de 20 hasta 40 minutos. Usuaris sostienen que las demoras están teniendo lugar «desde hace cerca de un mes, no sólo estos días» y recuerdan que, con la llegada del verano, la línea ya dejará de funcionar entre finales de julio y mitades de septiembre y ahora que está, tampoco la tenemos como es debido.

Desde el barrio Fortuny, la presidenta de la Asociación de Amigos del barrio Fortuny, Pepita Roig, explicaba ayer que la situación «nos afecta porque nos tenemos que esperar el doble» y lamenta que «ahora que venden los meses que la L11 dejará de funcionar, ya nos van acostumbrando». Encarnado explica una anécdota que ejemplariza la molestia: «esta mañana había quedado con una señora que lo esperaría en la parada del barrio y no ha llegado hasta pasados 20 minutos. No hay paneles y yo no sabía qué pasaba». En la misma línea se expresan desde la Asociación de Vecinos de Parcel·les Cases, donde Isabel Moreno apunta que «aquí no nos quejamos del servicio de bus que tenemos» pero «sí de estas averías que están haciendo a la gente ir mal y especialmente a una línea que va hasta un CAP».

Moreno pone otro ejemplo: «El otro día me encontré esperando en la parada a una persona con que tenía cita al médico, y decidí recogerla con el coche porque, si no, no habría llegado a tiempo y las visitas se pierden».

«Lo cogen muchas personas mayores»

Desde Reus Transport han difundido en todas las ocasiones información a través de las redes sociales sobre las diferentes incidencias. Algunos vecinos recuerdan que «no todo el mundo utiliza Twitter o Facebook y hay muchas personas mayores que cogen el autobús y que no saben cómo funciona nada de eso. El aviso, por estos canales, no les llega». Apuntan, también, que «los conductores sí que nos informan de que el bus pasará más tarde y hacen el que pueden, pero no tendría que ser así». La situación tuvo lugar pocas semanas después que el Ayuntamiento hiciera pública la voluntad de renovar toda la flota de autobuses de Reus Transport –13 autobuses y 2 microbuses, con una antigüedad media de 9 años–, en una decisión que recibió luz verde del consejo de administración de la empresa municipal el pasado 22 de marzo y que comportará la inversión de 3.415.490 euros hasta el 2020. La aprobación del trámite vino acompañada de polémica y de críticas que cuestionaba la necesidad de desembolsar la cantidad de manera inmediata. El precio de cada nuevo bus es, orientativamente, de 263.000 euros.

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