Diari Més

Padre, padre, ¿hay teléfono en el cielo?

El escritor reusense presenta la traducción al castellano de su novela ‘Trucades des del cel’

Jordi Folck, un escritor polifacético e ingenioso que ha querido tratar con humor el tema de la muerte.

¿Padre, padre, hay teléfono en el cielo?Cedida

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Yo de mayor quiero ser Jordi Folck. Escritor, periodista, actor, publicista, profesor de universidad y, lo más importante: querido por todo el mundo. Su energía daría para mover aquella gran noria que hay al puerto de Londres y su ingenio está al nivel de los grandes del guion cinematográfico. De hecho, si miráis unos segundos la foto de este artículo, encontraréis que podría ser un doble de luces del mismo Woody Allen. De hecho, él es tan devoto de las pantallas de cine como el neoyorquino enclenque. Precisamente la novela que ahora presenta de nuevo en Reus, en su versión en castellano Llamadas desde el cielo (‘Trucades des del cel’) ya es una especie de historia cinematográfica entre divertida y esperanzadora. ¿Quien no ha pensado alguna vez en volver del más allá? ¿En comunicarse con los que quedan en este valle de lágrimas? La novela de Folck –no me he equivocado poniendo una k en vez de una h en su apellido, es su nombre artístico– tiene el color sepia de los pueblos italianos y también el ajetreo napolitano de Vittorio de Sica.

Giambattista Della Chiesa, muere repentinamente mientras duerme con su nieto. El hombre le dice a modo de última voluntad que lo entierren con su teléfono de pruebas, ya que trabajaba en la compañía de teléfonos de Italia. Tres días después de morir, como Jesucristo, el yayo llama desde su teléfono para decir que está en el paraíso. El escritor escribió parte de la novela desde Nápoles, mientras estudiaba italiano, y transmite el ambiente «de infierno en la Tierra» que lleva el dominio de la Camorra, acompañado de un imperio de sexo, armas y drogas donde la vida tiene el mismo valor que un coche viejo.

Folck es humano. Y como tal se hace las mismas preguntas que todas nos hemos hecho alguna vez: ¿Qué hay después de la muerte?, y, lo más importante, ¿hay vida antes? Él responde claro y catalán: Sí. De hecho, incluso dedica partes de la novela a personas de Tarragona y Reus que murieron jóvenes. Él es esperanzador y amante del humor, un jolgorio cotidiano, sin estridencias, «porque el humor nos salva». Hago un paréntesis. Juraría que el lector ha visto a Folck más de una vez en la televisión, pero no lo ha reconocido. Puede salir a un anuncio de Renault, o de una cerveza, pero también lo habrá visto vestido de médico a alguna serie de TV3. Esta faceta es una más de este Leonardo Da Vinci moderno. Cierro el paréntesis.

Su última novela Boig per Tu da fe del dinamismo, la capacidad de transformación de Folck, que se transforma en una niña de 17 años en aquella novela como ahora lo hace como un viejo moribundo. Perdón, muerto. ‘Trucades des del cel’ es una obra inclasificable, insólita y llena de imaginación, la que se tiene que tener para llenar un cielo poblado de escritores, artistas y actores. A este Quijote moderno que es Folck le gusta romper con una gran maza los tabúes, en este caso el de la muerte. Y como hemos dicho antes lo hace desde la sonrisa, cómo lo hizo el año pasado con su última novela, parte de la cual se escenifica a un instituto tan ganchillo como Pere Mata y que dedica a alguien que también estaría bien que llamara desde el cielo: Carles Sabater. Que fue amigo suyo.

La idea de este libro surgió en 1993 cuando su hijo de cuatro años le preguntó, yendo hacia el cole, «¿Padre, padre, hay teléfono en el cielo?» La respuesta es esta novela, su ópera delgada para adultos. Ahora, el pequeño ya es todo un hombre y sabe que en el cielo también ha llegado la telefónica, en este caso italiana. Si no ha visto a Folck por la tele, tendrá la ocasión de conocerlo en la Biblioteca Xavier Amorós de Reus el próximo jueves a las siete de la tarde. Compartirá presentación con Humberto Balcàzar, escritor y amigo, con quien compartirá aquel rato entre amigos. Ahora que hablamos de amigos, en la novela lo son Giulietta Massina, Dante, Federico García Lorca o el mismo Dios. No reparemos en gastos a la hora de crear.

La crítica forma parte de él como lo son la metafísica e incluso –lo conozco– preguntarse una y mil veces qué hacemos a la vida. Metafísico de afición y optimista por devoción, Folck no es amante de lo material: las personas, como el abuelo y el nieto de su novela, le interesan más que el vil metal. Aunque, si vendiera millones de ejemplares de su obra, en vez de dedicarlo a lujosos coches y largos cruceros probablemente compraría tiempo para poder seguir escribiendo, porque es un literato imparable. El PortAventura de este escritor es el teclado y su Dragon Khan son las neuronas, que crean historias incesantemente. Cualquier manera de expresar su creatividad lo divierte profundamente. Una de las claves de este creador se encuentra en ignorar la televisión y así ganar tiempo para leer y escribir, probablemente le inspira más la vista del Tibidabo, o la de un hombre caminando un domingo una mañana por la calle de Urgell, donde dan los ventanales de su amplio despacho. Tomo un café con él, ya ha pensado dos noveles para que escriba yo. Aquello dicho: quiero ser Folck.

tracking