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La liquidación de Lauren Reus bloquea la reapertura de los cines en Redessa

A finales de marzo hará un año que las nueve salas bajaron la persiana a la espera de la inversión para adaptarse a la tecnología digital

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Un año después de que Lauren Films anunciara el cierre «indefinido» de las nueve salas de cine que explotaba en el complejo de Redessa, las instalaciones continúan con la persiana bajada a la espera de que un nuevo operador se haga cargo. El proceso de liquidación en que se encuentra inmerso ahora Reus Cinemes –parte de Lauren Films y gestora del equipamiento en la capital del Baix Camp– bloquea el concurso para el acceso, al edificio del camino de Valls que acoge las salas de proyecciones, de una segunda empresa que mostrara interés al asumir la reapertura. Con todo, el Ayuntamiento, que es propietario de los terrenos donde se encuentra ubicado el edificio, y Caixabank, titular a raíz de una cesión por|para 40 años en derecho de superficie, quedan|restan a la espera de que el administrador concursal comunique el desenlace de la liquidación para maniobrar, bajo la voluntad que los cines vuelvan a operar como tales y complementen la oferta que copa desde un año atrás el Reus Palace de la calle Batan.

Cines Reus abrió la fase de liquidación ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos a que se comprometió en el convenio del concurso de acreedores aprobado durante el verano de 2006 y que le había permitido seguir desarrollando su actividad a pesar de antiguas complicaciones económicas. En el documento del juzgado de instrucción número 1 de Reus depositado en el Registro Público Concursal dependiendo del Ministerio de Justicia, con fecha de 19 de mayo de 2015, el órgano judicial dejaba constancia de la situación de la empresa y de los efectos que sobre ella tendría este paso, entre los cuales está la disolución de la sociedad. Desde la concejalía de Promoción Económica y Empleo|Ocupación, de hecho, trascendió ya hace meses el interés de al menos tres inversores de la zona al aportar la cantidad económica necesaria –a su momento, Lauren Films calculaba cerca de un millón de euros– para consumar la reapertura de las salas.

La viabilidad del proyecto

El concejal Marc Arza apuntaba ayer que «la intención sigue siendo que los cines vuelvan a abrir, trabajamos en eso y nos gustaría que ya fuera una realidad, pero la liquidación lo está moderando todo» y detallaba que, desde el consistorio, «ni ninguna de las partes, no conocemos todavía una fecha exacta en qué haya de finalitzar».Fonts de Caixabank, que también habían hecho manifiesta en alguna ocasión la voluntad de desencallar el cierre, concretaban hace pocas semanas que «el tema ha quedado en manos del administrador concursal en que es quien|quién busca nuevos operadores y quien|quién decidirá qué propuesta de los recibimientos, en caso de que así sea, es la que mejor garantiza la viabilidad del proyecto».

La llegada de este hipotético operador y la reapertura en Redessa, en caso de producirse, tendrán que comportar forzosamente una reforma de las nueces salas –el Ayuntamiento fijaba la inversión necesaria en cerca de 500.000 euros, la mitad que había apuntado a Lauren Films-, de manera que se pudieran volver a exhibir estrenos, adaptándolas al salto del analógico en el digital. Y es que el salto del analógico en el digital es el principal origen de la clausura de las salas que explotaba Lauren Films.

Unos 5.000 euros mensuales

Alquilar el espacio de los cines a Redessa puede suponer, según fuentes próximas al proceso, un gasto aproximado de 5.000 euros mensuales, un tercio de los 15.000 que se habían fijado antes de que se pactara una reducción temporal de la cantidad que habría que revisar en caso de que entrara un nuevo operador. El Ayuntamiento es quien percibe la suma, que nunca ha dejado de abonarse en ningún momento a pesar del cierre de Lauren Films en Reus ya que es directamente Caixabank quien afronta la cuota, estén o no en funcionamiento las salas. Al momento del cierre, la plantilla de la empresa presentó «una denuncia al juzgado después de que la empresa no se presentara al acto de conciliación» y los trabajadores mantenían que «sólo pedimos una extinción de contrato, que nos despidan de manera regular y en una situación normal, y que de aquella forma podemos buscar otro trabajo o cobrar, de momento, el paro para seguir adelante».

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