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Una familia de Cunit que vive en una furgoneta desde hace tres meses pide ayuda urgente

La pareja tiene un hijo que está alojado con unos conocidos y no encuentran una salida a la situación

Javier F. ante la furgoneta donde viven su mujer, Marta M., y él.

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Una familia de Cunit que hace más de tres meses que vive a su furgoneta pide ayuda urgente ante la falta de soluciones por parte de las administraciones públicas y la llegada del frío. Javier F. y Marta M. duermen cada noche en el vehículo mientras que su hijo, el cual tiene autismo, lo hace en casa de unos conocidos que se han ofrecido a alojarlo. El pasado mes de julio se tuvieron que marchar del piso, propiedad de una entidad bancaria, que habían ocupado. Aseguran que no quieren volver a entrar ilegalmente en ninguna vivienda, pero ni ayuntamiento ni Consejo Comarcal les han ofrecido una salida, a pesar de haber rogado que les faciliten un alquiler social.

Marta M. es auxiliar de geriatría y estuvo trabajando en una residencia para personas mayores hasta que fue despedida el pasado 29 de agosto. A pesar de haber cobrado el paro no puede acceder a ningún alquiler, ya que no pueden cumplir los requisitos exigidos. Javier F., que es electricista, ha estado haciendo trabajos esporádicos desde que su hijo, según dice la familia, sólo fue escolarizado por dos horas como periodo de adaptación, pero la situación se prolongó durante dos años. Javier F. cuidaba del hijo mientras la mujer trabajaba y ahora, «aunque ahora va al instituto durante más horas por la mañana, no puedo dejar a mi mujer todo el día sola en la calle».

«No puedo cocinar, comemos en la calle una única comida y por la noche hacemos bocadillos», dice la mujer, a quién lamenta que su hijo, quien tiene la alimentación cubierta, tenga que pasar las noches con otra familia. «Nos duchamos en la piscina municipal y tenemos que ir a los lavabos de los centros comerciales. Nuestro hijo necesita una atención especial, también a las noches», se lamenta el hombre. «Nos aseguraron que podríamos entrar en un piso de emergencia en Bellvei, aunque tendríamos que vivir con otra familia, pero la semana pasada nos llamaron y nos dijeron que había sido un error y que no podía ser», recuerda a Marta M. Según la pareja, el Ayuntamiento de Cunit, el Consejo Comarcal del Baix Penedès y la policía local tienen constancia que viven en la calle, pero no ha servido de nada. Con la bajada de las temperaturas, Javier F. y Marta M. temen que su situación empeore y piden un alquiler social que puedan asumir. «Hemos intentado alquilar un piso, pero te piden el imposible: que los dos estemos trabajando, contratos fijos de un año y no podemos asumir el precio», dice la mujer.

«La gente nos dice que volvemos a ocupar una casa, pero no lo queremos hacer», sentencia al hombre.

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