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Tensión entre un bloque de vecinos y un recinto de atracciones en el Vendrell

El enfrentamiento entre las dos partes se ha elevado este fin de semana, después de diez años denunciando ruidos y molestias

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La tensión entre los vecinos de un bloque de pisos de la avenida de Palfuriana del barrio marítimo de Sant Salvador (el Vendrell) y el recinto de atracciones infantil que tienen junto en su fachada se ha elevado durante este fin de semana después de diez años de quejas por el ruido y la luz de los focos que el parque (Castorpark) les provoca por las noches.

Los vecinos del edificio 2-8 decidían, el pasado sábado, pasar a la acción y hacían pública su queja, ya que las reiteradas instancias en el Ayuntamiento del Vendrell no les han dado fruto. Colgaban una pancarta donde se podía leer «Stop ruidos »y pusieron en marcha un megáfono en que, a través de una grabación que se repetía y que se podía sentir en todo el parque, pedían respeto para el descanso de los vecinos. Al cabo de pocos minutos, un hombre que se encontraba en el interior del recinto empezó a tirar piedras contra el edificio. «Cogí el teléfono para grabarlo y, entonces, empezó a tirarme piedras. Después me di cuenta de que también habían tirado piedras por la parte posterior del edificio y habían roto los cristales de la puerta de mi terraza», explica una de las vecinas.

El mensaje de la pancarta que instalaron el sábado aparecía ayer por la mañana completamente pintado, una acción para la que «alguien se ha subido a nuestra propiedad», según una vecina, quien aseguraba que presentaría denuncia.

Los vecinos de este bloque se han quejado repetidamente por el ruido, las luces y los horarios del parque de atracciones que abre desde Semana Santa hasta octubre. «Hay diez pares de focos que proyectan la luz contra los dormitorios hasta que cierra. Teóricamente lo tiene que hacer a las 21.00 y hasta la medianoche en plena temporada, los meses de julio y agosto. Pero no cumplen los horarios y el parque permanece abierto hasta más tarde», denuncia la vecina. «Tienen atracciones y los niños gritan en los saltadores, la atracción de caballitos hace sonar una sirena cada diez minutos. Los generadores para hacer subir los inflables están hacia nuestra fachada y tenemos que soportar el calor y el ruido. Hicieron unos lavabos y los conectaron a nuestra cañería bajante y hace años que sufrimos atascos. Ahora dicen que lo han arreglado, ya veremos. También dejan una máquina encendida toda la noche. No podemos descansar», añade la vecina. Los residentes del bloque dicen que a menudo llaman a la policía local pero que nunca va.

Encuentro con el consistorio

En la última reunión que un representante del Ayuntamiento mantuvo con la propiedad del parque infantil para mediar en el conflicto, este se comprometió a rebajar la intensidad de los focos y a colocar los ventiladores de los inflables en el centro de la pista y que, una vez se marcharan los niños, los apagaría. En el encuentro se comprometió también a desconectar las sirenas y silbatos de las atracciones a partir de las nueve de la noche y a llevar a cabo tareas de mantenimiento por las mañanas, y no por las noches. Aunque la licencia le permite abrir hasta las doce de la noche y hasta la una de la madrugada para el cierre total del parque, el propietario se comprometió a cerrar a medianoche, a más tardar y durante los meses de julio y agosto, algo que, según los vecinos, no cumple.

Imagen de los cristales rotos después de que un hombre tirara piedras hacia el edificio.

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