Diari Més

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Este artículo está relacionado con las palabras mágicas que dices a las cuatro de la madrugada en un after acompañado de Pedro Sánchez: «¡La penúltima y nos vamos!». Por esta circunstancia, que todavía no podéis entender, quiero haceros un «making uf» de mis referentes creativos pseudo-literarios-periodísticos de los últimos cuatro años.

He estado unos días de vacaciones, pero en vez de ir a Lloret o Valderrobres, me he paseado por la redacción de El Nacional, allí en la calle Numancia de la ciudad que tanto ama Lamban. He observado a Pep Antich con curiosidad, por ver cómo es un independentista según Alicia en el país de las maravillas. Anda normal. Habla normal. Nada que destacar. Pero lo que más me interesaba era ver a Iu Forn. Y ustedes se preguntarán ¿Por qué? Guapo no parece. En ciertos aspectos, para mí, es aquel Jehová del salmo 23 de la Biblia: el pastor que me guía por angostos desfiladeros. Pues, muy sencillo, quería comprobar cómo está psíquicamente una persona que escribe todos los días del calendario un artículo de opinión, como yo. Camina normal. Habla normal. Iba a escribir: «nada que destacar», pero no, hay que decir que cobra más que yo. Le admiro por su resiliencia y su cachondeo, como también lo hago extensivo a Quim Monzó y Sergi Pàmies. Son para mí como los tres mosqueteros, las tres milfs de Rubens o el tripartito del Montilla. El Forn se fue a dirigir la ACN, y eso también es un mérito, porque a mí lo más fuerte que me han propuesto en la vida es escribir rancheras para un taxista de Madrid. El salmo que he mencionado antes sigue diciendo «El Señor es mi pastor: nada me falta». Yo, con el permiso del autor del Libro de los Salmos, el Rey David (el preparao de Israel en el siglo X) corregiría esta frase y donde dice lo de faltar pondría, simplemente, «pasta».

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