Diari Més

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He visto un cartel publicitario que anunciaba una actuación en un teatro de Salou del súmmum de la cultura de este país. Al ver que actuaban Esteso y Arévalo he soplado, pero después he reído pensando que aquellos diez humoristas gobernarían mejor el país que los que están ahora aquí, y allá. ¡Hombre! En principio es una animalada, pero si pensáis un poco en los actores que han llegado a la política, no sería tan difícil. Ronald Reagan, Eva Perón, Clint Eastwood, Zelenski, Felisuco, o el gran Toni Cantó dieron ese salto. ¿Quizás dudáis que Pepe Rubianes sería un presidente de la Generalitat cojonudo? He empezado a leer tuits de gente diciendo que les tira para atrás este espectáculo humorístico casposo y ochentero, pero tampoco vamos a ir de puristas ahora. Ni el uno por ciento de quienes están leyendo este artículo han ido al Palau de la Música. En el Palau del Baró a hacer una paella seguro que ya encontramos unos cuantos más.

Ahora, entre el espectáculo que tenemos entre íberos e imperialistas y su espionaje, el cacao entre los partidos independentistas, y el festival que forman los que forman un mismo partido, también tenemos show de nivel. Incluso he pensado en repartir los cargos entre los humoristas que actúan en la capital de la Costa Daurada. Ministro de Defensa haría al Gila, si no hubiera muerto, porque con ese teléfono de baquelita llamaría al Putin para detener la guerra. Al Señor Barragán le haría ministro de derechos sociales, porque pronto todos iremos con ese abrigo tronado si los precios siguen subiendo. A Marianico el Corto lo destinaría al ministerio de Educación, porque sabe mucho cuadernos y listas; aunque también encajaría como Secretario General de Marina Mercante, puesto que es único mandando barcos. Bigote Arrocet sería un buen ministro de Turismo, porque representaría muy bien la paella de ese país. Si no has cogido este gag, te mereces que te espíen.

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