Escucha una cosa: ¿Por qué no eliminamos el Congreso, el Senado, los Parlamentos Autonómicos, las Diputaciones, los ayuntamientos, los consejos comarcales y los consejos de tu madre y hacemos directamente que sean los jueces los que lleven el país? Entre juntas electorales, superiores, supremos, mercantiles, penales, civiles, de competencia, Don Cicuta… creo que ya nos quedan pocas cosas que decidir los ciudadanos y los políticos. No estamos en un estado con separación de poderes, estamos en una estructura de eliminación de poderes.
Ya sabéis que estoy estudiando Derecho y algunas lecciones de la Historia del Derecho me recuerdan lo que estamos viviendo ahora. Como cuando el rey ponía encima de la mesa una ley y decía «esto es lo que vale». Y a cagar quien lo criticase. Quedo muy sorprendido cuando veo personas ilustres, eruditas y con una formación sólida, vaya, que no son tíos drogados en una rave, defendiendo las decisiones que ha tomado la justicia en este país en los últimos años. Sí, me refiero a Sandro Rosell, a los CDR, al rey emérico, a Cuixart, Boye, aquella decisión que se revertió sobre las hipotecas, el Estatut… ¿Sigo? Digo yo que puedes estar enamorado del Status Quo (la banda de rock no, el otro) e ir a dormir cada día con un libro de Vicente Vallés… Pero, coñe, cuando hicieron el doctorado debían tener una parte lógica en su cerebro que les ayudaba a razonar. Si hasta los creadores de Netflix ya están haciendo crítica de este país escondidos tras la ficción. Yo ya no sé como pueden empezar a razonar. Quizás si les invito a cubatas o vamos de birras… Lo que ya me parece absolutamente inaceptable es que el Lidl no pueda vender más Thermomix. Sí, hijos, sí, también lo ha decidido un juez.