Diari Més

Creado:

Actualizado:

A menudo voy caminando por la calle y me doy la vuelta por si llevo colgado a la espalda un guionista en una de aquellas mochilas modernas para llevar niños. Lo digo porque a veces me pasan cosas que parecen escritas por alguien. Lo resumo: hace un año que empezaron a perseguirme los gallos. Sí, sí, como si yo fuese una hembra clueca y en celo en una avería. Un día, recibí una «the nota» de la Policía diciendo que habían detenido a un grupo de criminales que organizaban peleas de gallos. No era el típico servicio contra la marihuana, pero no presté mucha atención. Al día siguiente, la escritora Margarida Aritzeta me llamaba para decirme que había escrito una novela que se titulaba «La Teoría del Gall» (La teoría del gallo). La publicaba la editorial Llibres del Delicte (Libres del delito)… y sí, ya tenía delito la cosa, porque, ese mismo día, prensa de la Benemérita me enviaba otra información: «La Guardia Civil detiene a 13 personas por la celebración clandestina de peleas de gallos en Tordesillas». ¡Aquello ya no era casualidad! ¡Alguien me estaba haciendo vudú! Debían haber fabricado un mini-yo con una patata, le habían hecho la barba con fideos y la pinchaban con una pluma de gallus gallus domesticus. Allí acabó la cosa, hasta que hace dos semanas los Bomberos informaban que habían rescatado una gallina de un andamio de la calle Wellington de Barcelona. El sábado pasado, otra vez, los Mossos diciendo que habían denunciado a dos jóvenes por cortar la cresta a tres gallos. Después de ver al «preparao» hacer sus típicos gallos por la tele, ya he tenido que ir al psicólogo. Me ha dicho que el tema del discurso de Navidad, aunque también está relacionado con las crestas, no es un tema de gallos ni de gallinas, que esté tranquilo, que eso sólo es un tema de huevos.

tracking