Diari Més

Creado:

Actualizado:

Empezamos rollo flash-back. ¡Acción! ¿No os ha pasado alguna vez que decís: aquí no vuelvo mientras viva? Eso hice yo un 2 de mayo de 1981 cuando dejé el cuartel militar del Regimiento de Infantería Badajoz 26. Es un nombre largo, pero no es de la Generalitat. Pese a tener un nombre tan castizo, estaba en la avenida Cataluña. Me sorprendió que no hubiesen bautizado la calle como Bulevar de Millán Astray, que hubiese estado más a conjunto con el color de nuestros uniformes. Tranquilos, que no os explicaré mi mili. Bueno, sólo un poco. Así que hace cuarenta años que yo cruzaba la avenida y entraba en el cuartel levantando el brazo y diciendo aquello de «A sus órdenes, mi teniente». El oficial siempre me amenazaba porque llegaba tarde, como ahora, y sonaba el himno nacional, no aquel de que tiemble el enemigo, sino el otro, el que no tiene letra. Cuando oías el himno, estuvieses haciendo lo que estuvieses haciendo, te tenían que convertir en una estatua y hacer el saludo militar. A mí, gafe de nacimiento, siempre me enganchaba la música mientras cruzaba el paso cebra. ¿Os imagináis a un hombre con boina verde quieto como un pasmarote en medio de la avenida Cataluña? Sí, amigos, sé lo que sienten las figuras humanas de las Ramblas de Barcelona.

Pues, como decía al principio, cuando salí de allí dije que nunca más entraría. Pero, como el «no es no», o el «defenderé el Estatut que voten los catalanes…» todo era mentira. Cada día vuelvo a entrar en aquel cuarte, que ahora es la Universidad Rovira i Virgili. Ahora el «teniente» se llama Oliver Klein, o Xavier Capilla (¡Mira! Los dos de Cambrils) y no llevan uniforme porque son profesores. ¡Ostras! Ya hace cuarenta años. Cuarenta años de paz. ¿De qué me suena eso?

tracking