Diari Més

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He entrado en la Monegal a pedir hora para que me visite aquel médico que es muy «recto». En la sala de espera he visto tosiendo a la dependienta del chino de mi barrio. Probablemente se trata de un constipado, pero he huido horrorizado, por si acaso. Aunque no tendría que preocuparme, porque los autónomos no tenemos anticuerpos, tenemos pequeños antidisturbios en la sangre, porque si estornudamos tres veces seguidas, ya no podemos pagar la hipoteca. ¡Osti, tu! Con las noticias que corren sobre la epidemia del viruji, mejor aguantar la respiración, como si estuviésemos mirando por la tele al Molt Honorable en la enésima solemne declaración institucional. Por cierto, ahora ya llevábamos unas semanitas sin votar y eso no se podía permitir.

Saliendo del médico me he encontrado con un amigo delante de las Dominicas. Me ha dicho que hago mala cara, y ya me he empezado a acojonar. He pensado que era imprudente ir al médico estos días porque es más peligroso que cortar jamón al lado de uno de JxCAT si has votado a ERC. Me quería poner una mascarilla, de esas que llevan los japoneses en el metro, pero, claro, aquí no estamos acostumbrados y si entro en la farmacia con eso en la cara, llegan los mossos a detenerme en 45 segundos.

Mi amigo me ha dicho que no sufra, que el «corona virus», por lo que él sabe, sólo afecta a los elefantes y a las instituciones de Mallorca. No le he entendido, hasta que me ha dicho que no sufra, que a esta bacteria sólo le gusta comer un plato: la zarzuela. «Es una enfermedad que afecta desde hace tiempo a algunos países europeos. Ya se sabe que hay gente que tiene la fórmula para acabar con el virus, pero como no les dejan votar…». Total, que por lo que pueda ser, mejor tenerlo todo «preparao».

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