Diari Més

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Un prestigioso profesor colombiano, José Luis Cordeiro, dice que viviremos mil años, pero -por si acaso- él ya se ha jubilado, no sea que… Yo no creo que llegue a tiempo de ser inmortal, así que tendría que empezar a escribir mis memorias, pero me da pereza. Ya lo dice la bruja de la abuela de mi mujer: «A los andaluces sólo os gusta tocar la guitarra». Yo soy más de la armónica, pero he pensado que iré escribiendo las memorias aquí y, cuando tenga 90 años, a punto de volcar, con menos fuerza que Fecsa durante el temporal, sólo me necesitaré hacer un «copi-pegui».

Capítulo 33. 1999. Decido emigrar a Barcelona y dejar de codearme con Joan Miquel Nadal o Agustí Mallol, para aventurarme a ver qué cara tiene Chicho Ibáñez Serrador o Felipe González. Bueno, este sí que «tiene» cara. En TeleTré me ponen una mesita de guionista con vistas a un patio de prisión preventiva televisiva. Llega la hora de comer y me voy a la cafetería a esperar que me pongan el rancho, como en la mili. Delante de mí, en la cola, Mónica Terribas. 2019. Han pasado veinte años y hago cola en el Supremo para ver la obra «La Rebelión». Delante de mí, Mónica Terribas. ¿Un mensaje de Dios? ¿Me contratarán otra vez en TV3 y me haré por fin famoso? ¡Ah, no! Que no tengo título. Después de algunas infames participaciones delante de la cámara, pensé que me reconocerían por la calle y que quizás algún día me darían un premio. Y sí, lo gané: se llamaba finiquito. El viernes, sentado en el Teatre Tarragona, un señor -el Salvador- me toca la espalda y me pregunta si soy el Peñalver. «Mi mujer y yo reímos mucho con usted». Ya tengo dos seguidores. ¿Cuánto deben pagar en Wallapop por un premio Ondas?

Capítulo 33. 1999. Decido emigrar a Barcelona y dejar de tratar tête à tête con Joan Miquel Nadal o Agustí Mallol, para aventurarme a ver cuál cara hacen Chicho Ibáñez Serrador o Felipe González. Bien, este más que «hacer» cara, «tiene» cara. A la TeleTré me ponen una tableta|mesilla de guionista con vistas en un patio de prisión preventiva televisiva. Llega la hora de comer y me voy a la cafetería a esperar que me pongan el rancho, como a la mili. Delante mío, en la cola, Mònica Terribas. 2019. Han pasado veinte años y hago cola en el Supremo por|para entra a ver el obra «La Rebelión ». Delante mío, Mònica Terribas. ¿Un mensaje de Dios? ¿Devolveré Sant Joan Despí? Ah, no, que no tengo título.

Después de algunas infames participaciones delante de la cámara, pensé que me reconocerían por la calle y que quizás algún día me darían un premio. Y sí, lo gané: se decía «finiquito ». El viernes, sentada en el Teatro Tarragona, un señor -el Salvador- me toca la espalda y me pregunta si soy el Peñalver. «Mi mujer y yo reímos mucho con Usted». Ya tengo dos seguidores. ¿Cuándo deben pagar al Wallapop por|para un premio Ondas?

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