Buenos días, sediciosos peligrosos. Os llamo así porque entiendo que quien no lo sea ya hace meses que habrá dejado de leerme, porque soy un «referendumista». ¡Ei! Acabo de crear una palabra. Enviaré un mail a la RAE, pero dudo que la academia quiera aceptarla porque mi correo eléctrico tiene un dominio catalán. Cuando digo dominio, sólo me refiero a eso que va detrás de la arroba, no que quiera dominar nada. Se tiene que aclarar todo, porque hoy en día estornudas y tienes a veinte tíos con un tronco golpeando la puerta de tu casa a las cinco de la madrugada. Por cierto, que hay días que salgo de fiesta y a esas horas no estoy. Me imagino a los GEO, con los kalashnikov y el de la cámara que graba en vertical (este no falla nunca) destrozando la puerta de casa y que no haya nadie. Dejaré cerveza en la nevera para que las miren un rato.
Volviendo a la RAE. Los libros de estilo de La Razón, el Mundo y otros tebeos infantiles también han comprado una caja de gomas Milan para borrar la palabra golpista. Me gustaría hacer chistes del tema, pero con todo este show me es imposible, porque tengo una cierta «indynación». ¡Mira! ¡He creado otra palabra!
Ahora que estoy estudiando Derecho en la URV y, ya que me he animado a crear palabras, quiero crear la palabra «Pseudotipicidad». Cuando un delito está en el Código Penal se dice que está tipificado. ¿Y si no está en el Código Penal? Simplemente, no es delito. Pero ahora mirad al cielo, tendríais que oír ahora la música celestial, porque la Santísima Trinidad nos ha traído la «pseudotipicidad». ¿Qué es eso? Pues que te condenen por un delito que no existe. Por cierto, ¿Cómo deben aprobar en la RAE las nuevas palabras? ¡Ah, ja sé! Deben votar.