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La próxima mentira del alcalde Ricomà... ¿La Budallera?

Regidor i portaveu del grup municipal del PP a Tarragona

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De las pocas prioridades que expresó con claridad el Sr. Ricomá durante su campaña electoral fue su oposición a la construcción de nuevas urbanizaciones en Tarragona. Pudo haber escogido otra causa, pero, consciente de que los lazos amarillos no le darían un número suficiente de votos, escogió esa.

De su discurso de investidura se entendió que prometía ser un «alcalde para todos». Una reflexión lógica, ya que la suma de separatistas y populistas que le había llevado a la alcaldía no representaba a la mayoría social de Tarragona y, con él, se rompía una larga trayectoria de gobiernos moderados en la ciudad.

Ahora, cuando llevamos un mes y medio de gobierno de ERC y En Comú Podem, y medio mes de vacaciones del Sr. Ricomà, la retórica y los conceptos con que había vestido su campaña y su llegada a la alcaldía languidecen a un ritmo preocupante. Los tarraconenses asistimos al inicio de un desfile de ropas que destiñen y vaticinan un mandato estéril en el que, como mucho, podrán distraer a los suyos con unos ratos de política de símbolos, lazos y pancartas.

El 22 de mayo de 2019, hace menos de tres meses, el alcalde Ricomà afirmaba en un medio de comunicación: «No veo la necesidad de construir nada en el PP10. Desde el punto de vista urbanístico y contra el cambio climático no tiene sentido». En otro momento, su portavoz, actual responsable del área de Territorio, lamentaba en una tertulia radiofónica que, «El proyecto Ten Brinke es una mala noticia y un mal modelo económico y comercial para Tarragona».

Donde dije digo, digo Diego. Hace unos días supimos que ERC y ECP daban luz verde a la tramitación del PP10 «para no tener que hacer frente», decían, «a indemnizaciones millonarias», una consecuencia natural que conocían desde hace meses y, obviamente, antes de las elecciones municipales. Dicho sea de paso, el informe técnico en el que se basan no aporta cifra alguna. Únicamente advierte que «las indemnizaciones tendrán que ser valoradas por un técnico especialista en la materia».

Es el momento de preguntarnos qué harán con el plan de la Budallera. ¿Qué dirán entonces a sus votantes?: «¿No podemos pararlo porque, si no, los propietarios tendrán derecho a indemnizaciones millonarias?»

Aquellos que dieron su confianza al alcalde Ricomà se verán decepcionados cuando vean que la próxima mentira del gobierno será la Budallera, porque también sabían que no se puede parar su ejecución sin indemnizar a los propietarios.

Seguiremos con el desfile de ropajes que destiñen y acaban descubriendo un solo color. Un pálido amarillo. El actual equipo de gobierno no quiere gobernar para todos, no tiene un proyecto real para Tarragona y no actúa con rigor y transparencia. Con colgar la pancarta de Libertad Presos Políticos en la fachada del Ayuntamiento, retirar el retrato del SM el Rey Felipe VI y dejar en stand by la entrada de la CUP en el gobierno, nuestro recién estrenado alcalde ya podía empezar sus vacaciones.

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