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Tribuna

Detrás de la zanahoria

Regidor de Ciutadans a l’Ajuntament de Salou

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Hace unos días, el senyor Pere Granados sacó pecho autoproclamándose único defensor de los ciudadanos salouenses, pues al fin y al cabo dice ser el único partido íntegramente municipalista que se presenta a las próximas elecciones municipales. No es cierto, hay al menos dos formaciones más que así lo harán. Pero no quedan ahí sus verdades sesgadas, pues el sr. Granados ya ha gobernado cuatro años con las siglas del independentismo –léase CiU–, por el cual encabezó lista en 2015, y ahora repetirá esta alianza. Que no nos engañen, el sr. Granados ha vuelto a pactar con los radicales de Puigdemont y así irá a las elecciones municipales. Lo demás es puro maquillaje político.

Que Salou no es demarcación propicia para el secesionismo lo sabe el actual alcalde. Por eso, de alguna forma, para seguir gobernando, debe pactar con los partidarios del procés, pero a la vez que el ciudadano de Salou no se aperciba del hecho. Difícil lo tiene, pues tontos pocos hay y que se dejen engañar, menos. No puede abanderar un municipalismo rancio y caduco que ha provocado un estrepitoso fracaso. Calles sucias, proyectos anunciados y caídos en el olvido, conflictos laborales, indemnizaciones judiciales de millones de euros despilfarrados por falta de previsión y una larga lista de despropósitos que heredarán los que vengan y que, sobre todo, han dejado a nuestra ciudad en estado crítico. Se ha preocupado más por ocultar su identidad política que por solucionar los problemas del ciudadano. No, señor Granados, no, ya no le vale la máscara, todos lo conocemos. El independentismo es un ideario, bueno o malo, cada cual dará su razón, pero nunca un simple medio para conseguir beneficios propios, y va por muchos más políticos catalanes. Pero además la ignorancia es atrevida, pues el municipalismo sólo consigue aislar a una ciudad del resto del estado. Eso ya acabó. Para conseguir proyectos de calado hace falta tener un interlocutor en Barcelona o en Madrid que escuche y que sea tu voz en el Parlament o en el Congreso, pues de lo contrario es difícil que otros asuman tus objetivos. Incluso el fracaso hay que afrontarlo con dignidad. Sr. Granados dignifique la política y a los políticos, asuma sus errores, aprenda de ellos y, sobre todo, háblele claro a su pueblo.

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