Diari Més

La prueba

Nos estrenamos 'Ford'

Mustang V8 GT

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Inaugurar una sección de pruebas automovilísticas aparcando en la puerta del Diari Més un Ford Mustang es empezar con fuerza. Podría haber probado el nuevo Renault Clio o quizás uno de los nuevos Smart serie limitada. Pero no. Para los aficionados del motor de Tarragona -y quizás de todo el mundo- llevar un mítico deportivo como el Mustang es crear fidelidad... y envidia.

Empiezo describiendo un coche que ya veíamos en películas de los años sesenta saltar como un conejo por las calles de San Francisco. El Mustang GT V8 Fastback tiene 450 CV de potencia. Por si no lo saben, V8 quiere decir ocho cilindros dispuestos en forma de ‘V’, que aportan una aceleración de 0 a 100 en 5,28 segundos. Su velocidad máxima es de 249 km/hora. Es un coche grande, diría que, más que un deportivo, tienes la sensación de conducir un gran turismo.

La primera impresión al volante de este mítico deportivo americano, domado para el mercado europeo desde el 2015, es su saber estar, su aplomo y que te sientes seguro en todo momento gracias a los dispositivos de control electrónico. Tienen mucho que ver sus 1.749 kilogramos de peso. Pero, lejos de ser un vehículo pesado en la conducción, da una sensación de posicionamiento firme y estable sobre el asfalto. Un secreto: había intentado hacer una comparativa con otro deportivo de otra marca. Lo descarté cuando subí al otro vehículo. Antes he escrito «domado» cuando me refería a la versión europea de este mítico 'ponycar', y no me equivocaba, porque la denominación Mustang proviene del nombre de una especie de caballos salvajes de Norteamérica. Pero no hablamos de animales, sino de coches, y los «caballos» de potencia del Mustang se muestran en la tracción trasera, «como los de antes» y eso comporta tener un poco de conocimiento y recordar que es una potencia no aconsejable para alguien que se haya sacado el carné el pasado fin de semana. Suerte que los sistemas de estabilidad y tracción te mantienen en la carretera, porque que si no sería difícil de controlar. Por cierto, en este aspecto, se tiene que ir con cuidado con el selector de modo de conducción. Podemos escoger uno discreto "Normal”’ uno ‘Deportivo’, uno ‘Nieve’ un ‘Circuito’... o configurarlo a medida. Cada uno de los modos activa o desactiva sistemas de control, cambio (si es automático), sonido o suspensión entre otros parámetros. Un chismorreo: puedes programar las horas en que el coche haga más ruido o menos. ¡Qué detalle, y que moderno!

¿Por qué decía eso de ir con cuidado? Porque si no conoces el vehículo podría ser que tuvieras con facilidad un sobreviraje, aquello que pasa cuando, lo pongo entre comillas, «ves el culo del coche en la ventana» mientras conduces. Aquel «se me ha ido de atrás» de toda la vida.

Pasar con el modo circuito por el túnel de la playa del Miracle es disfrutar de un sonido propio de la competición y una aceleración que, al llegar a las curvas del Fortí de la Reina, comportan saber «montar», porque las ruedas de atrás tienen tendencia a hacer que el coche se marche del culo si no tenemos el control de estabilidad activado. De aquí venía eso de que mejor que el volante no lo toque uno novato, en esta modalidad. Y también es mejor que no haya una patrulla de la Guardia Urbana por allí.

El Mustang es cómodo interiormente y tiene detalles, como los botones metálicos o los asientos, que son muy bonitos. Si os compráis el coche, mejor cambiar los asientos por los opcionales Recaro, porque en conducción muy virada no aguantan bien lateralmente. Desde aquel Mustang que conducía Steve McQueen en la película 'Bullit', las cosas han cambiado. Ahora, este vehículo lo tiene todo. Y todo se puede configurar y personalizar. En este sentido Ford nos ofrece un buen puñado de opciones, desde los 500 euros que cuesta un alerón o que te pinten las dos franjas características, hasta un pack de frenos, llantas en diferentes diseños o un pack carbono. La mayoría de estos extras giran entre los 1.000 y los 2.200 euros.

Rápido y seguro

El vehículo es rápido y seguro en curvas cerradas y su estructura (chasis) está muy bien equilibrada para dar la sensación de «saber estar» sin parecer un coche pesado, que lo es. Podemos conducir cuatro tipos de Mustang, incluso una versión exclusiva que simula el vehículo de la película del McQueen por 6.000 euros más de lo que cuesta la versión Fastback. También tenemos una versión con un motor más modesto, que el V8, es el 2.3 litros de cilindrada. ¿Un consejo? Ya que nos ponemos a comprar un mito, no optemos por un Hacendado.

El sonido de las dobles salidas de escape se pura poesía para alguien amante de los deportivos y acompaña una evolución muy elástica en la conducción entre las 3.500 y las 6.000 revoluciones (podemos pasar de las 7.500 si se quiere).

Y hemos dejado para el final eso que esperabais. Pero primero os diré que el Mustang ha sido el vehículo deportivo más vendido en España y a Europa. Su relación calidad-precio es excepcional. Tendremos que pagar unos 42.000 euros por la versión ‘light’ (2.3 l.), unos 50.000 por el 8 cilindros (53.000 si es la versión automática) y 56.000 si queremos la serie especial 'Bullit'.

El diseño del Ford Mustang levanta pasiones a pesar de tener ya más de medio siglo de vida.

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