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La regla de las cuatro Cs para detectar el bullying en los niños

Estar atentos a las señales corporales y al cambio de rutinas de nuestros hijos o alumnos es un aspecto clave

La escuela se convierte en un espacio inseguro y traumático para|por el niño.

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El acoso se da cuando un niño o un joven es agredido psicológicamente, físicamente o moralmente de manera continuada en el tiempo por unos o más compañeros. Es importante diferenciar el acoso escolar de otras actitudes entre iguales, como una pelea o una broma pesada aislada. El acoso escolar es un problema grave porque afecta a la salud y el bienestar de los estudiantes, convirtiendo al entorno educativo en un espacio inseguro y traumático.

Los estudios sobre acoso escolar y ciberacoso de la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación IR indican que en torno a un 70% de los menores afectados explican su problema a los padres, pero tardan una media de 13 meses a pedir ayuda. Según este mismo estudio, el acoso escolar más habitual dura más de un año y su frecuencia es diaria. Además, la violencia del acoso se agrava con el tiempo.

Algunos expertos apuntan la regla de las cuatro Cs para detectar el Bullying desde casa pero también desde la escuela (el último punto especialmente).

Cambios

Cuando empiezan a suceder cosas en su rutina y manera de comportarse, hay que estar atentos. Si bajan las notas o tiene problemas para dormir. Si quiere cambiar la ruta para llegar a la escuela o cambia amigos de amigos. Si llega a casa con señales como morados o con la ropa rasgada. También a veces, los niños acosados están sometidos a pequeñas extorsiones de sus pertenencias y llegan a casa diciendo que han perdido material escolar o dinero.

Campanas

Hacer novillos o no querer ir a la escuela. El absentismo es significativo y un aspecto que hay que tener muy en cuenta si lo detectamos. El menor acosados se ponen nerviosos ya el domingo por la tarde, pueden tener dolor de cabeza o de estómago y náuseas. La intensidad de estos síntomas suele ser proporcional a la intensidad y a la duración del maltrato; y se convierte en claro indicador de la gravedad del acoso escolar que está sufriendo.

Cuerpo

El cuerpo es un elemento clave y habla por sí solo. La postura del cuerpo, si se muestra encogido, si mira al suelo, si quiere pasar desapercibido. El niño asediado puede presentar también autolesiones.

Costumbres

Si llega el último a clase o sale el primero es para no coincidir con sus agresores. Si no quiere salir a la pizarra es porque se siente vulnerable ante de ellos (se mofan por su forma de expresarse, por la ropa que lleva...). Si se acerca a menudo al profesor, con cualquier excusa, es porque busca su protección. Entender este tipo de situaciones nos da pistas importantes para saber qué está sucediendo.

Los expertos apuntan que cuando detectamos la posibilidad de que exista acoso tenemos que darle importancia y nunca pensar que son cosas de niños. Si no, dejamos desamparada a la víctima. Hace falta darle apoyo y ver las maneras cómo podemos ayudarlo afrontar esta situación. Será necesario ponerse en contacto con la escuela de manera inmediata, señalar la situación y pedir la resolución del problema. Es imprescindible proteger a la víctima durante todo el proceso de intervención.

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