Las recetas estaban a nombres de varios profesionales sanitarios. Los agentes encontraron también un sello automático que contenía el estampado con el nombre de una doctora y una caja de tinta por tampón. Contactaron con esta colegiada y otros que constaban en las recetas, los cuales manifestaron que no eran suyas.
En el cacheo encontraron también más de 300 comprimidos de tipos ansiolíticos y derivados de las benzodiacepinas, cantidad que apuntaba que el alto volumen de medicamentos localizados tenía un destino que iba más allá del consumo propio y que su finalidad era la del comercio y el tráfico. Además, intervinieron una veintena de cajas vacías de medicamentos similares, botellas vacías, blísters y una báscula de precisión, entre otros utensilios.
Al detenido ya le constaba un antecedente policial por hechos idénticos de noviembre de 2020 donde el arrestado falsificaba recetas médicas para conseguir ansiolíticos y revenderlos. La policía catalana ha detectado que estos tipos de medicamentos tienen mucho recorrido en el mercado negro, donde muchas veces multiplican su valor para utilizarlos mezclados con droga.
El detenido pasó a disposición judicial y el juez decretó su puesta en libertad con cargos.