Diari Més

Rafel Pintado: Expresidente del Club Bàsquet Tarragona

«Los que trabajamos por el club no buscamos legados, lo hacemos por el bien del CBT»

El expresidente del CBT fue una pieza determinante para el crecimiento del club

Rafel Pintado, segundo por la izquierda, ha sido uno de los presidentes más representativos del CBT.

«Los que trabajamos por el club no buscamos legados, lo hacemos por el bien del CBT»Cedida

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—¿Cuándo se pone al frente del club y por qué lo hace?

—El año 1997 Xavier Mas deja la presidencia y lo sustituyo.

—¿Cuál era su vinculación con el club cuando entró?

—Soy uno de los fundadores del club.

—¿Cuántos años fue presidente?

—Diez años como presidente (1997-2007) y un total de 30 años en la Junta.

—Antes de ser presidente, ¿qué hacía dentro del CBT?

—Como la mayoría de los fundadores, he hecho de todo: jugador, entrenador, directivo y todos los trabajos que no tienen nombre y que se hacen dentro de un club y no se ven.

—Durante sus años como presidente, ¿cómo imaginaba el primer equipo a nivel profesional? ¿Compitiendo en categorías LEB, como ha hecho en los últimos años, o haciéndolo de una forma más modesta?

—Cogí el club en la categoría EBA y después de vivir al principio de los 90 la liga de Primera B, el sueño era subir a liga LEB. Entonces, sólo había una competición LEB. La temporada 2000-01 se crea la LEB2, pedimos jugar y nos dan una plaza. Hacemos un equipo potente y nos quedamos a las puertas de subir a LEB1, cosa que conseguimos la temporada 2001-02. Es evidente que nos veíamos luchando por subir al ACB, ¿por qué no? Tuvimos la suerte de poder jugar dos fases de ascenso a esta categoría.

—¿Por qué deja la presidencia?

—Después de 10 años, la última temporada (2006-07) pierdo la ilusión y las ganas. Bajo el brazos y el hobby se transforma en trabajo, y cuando pasa eso...

—¿Siguió vinculado al club una vez dejó de ser presidente?

—No. Después de 30 años, y la bajada de adrenalina, creo que no tengo que continuar vinculado a la Junta, al menos en un par de años mínimo. Sobre todo, para que se vea también un cambio en la estructura del club, ya que, si no, parece que te marchas pero que no quieres marcharte.

—¿Cuál es su mejor recuerdo como presidente? ¿Cuál sería su legado dentro del club?

—Es muy difícil pensar en una sola cosa. En 10 años ha habido muchos. Quizás uno de los significativos sería cuando ganamos la Copa Príncipe en Algeciras, o cuando pusimos a 3.000 personas en el Pabellón del Serrallo y tuvimos que cerrar las puertas en el quinto partido del play-off de ascenso a LEB1. No lo sé, hay muchos. ¿Qué legado he dejado? Creo que la mayoría de personas que trabajamos en una entidad no buscamos dejar legados, trabajamos por el bien de la entidad, harás cosas buenas y te equivocarás en otras.

—¿Cuál diría que ha sido su peor momento como presidente?

—Quizás el momento más duro fue cuando presenté mi dimisión a la Junta Directiva.

—En los 40 años de historia del club, ¿con qué momento se quedaría? (Aunque no estuviera bajo su mandato).

—Tal como he dicho antes, en 30 años es muy difícil, pero quizás para muchos de nosotros uno de los más relevantes fue cuando, un grupo de críos el mayor con 22 años, en verano de 1978, después de un verano caliente con idas y vueltas, apoyos y palos en las ruedas nos oficializamos como club, y que podíamos competir con nuestro nombre, el Club Bàsquet Tarragona.

—¿Sigue vinculado al CBT?

—Mi vinculación es como socio y siempre abierto a cualquier cosa que el club pueda necesitar.

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