Sociedad
Un bar de Valls se reconvierte en un punto de acompañamiento para personas drogodependientes
La asociación Egueiro y el Ayuntamiento del municipio impulsan un programa de reducción de daños en la drogodependencia
Un bar de Valls se reconvierte en un punto de acompañamiento para personas drogodependientes
A pie de calle, en un local del barrio antiguo de Valls que había sido un bar, la asociación Egueiro despliega desde hace poco más de un año un programa reducción de daños en la drogodependencia con el nombre de 'Redire'. Ocho usuarios acuden cada día a recoger una dosis de metadona, uno de los tratamientos utilizados para combatir la dependencia de la heroína. Este servicio, con el apoyo del Ayuntamiento vallense, empezó a ofrecerse en septiembre de 2021 y permite a las personas beneficiarias un «control» en las dosificaciones del tratamiento y un «acompañamiento» social, según explica el director general de Egueiro en Valls, Jaume Vilanova. La finalidad del proyecto es que los usuarios acepten un tratamiento para hacer frente a la drogadicción.
La mitad de los usuarios que atienden ahora están localizados en el mismo barrio antiguo, mientras que el resto, se encuentran en otros puntos de la ciudad. Por eso, cada mañana, el educador social del centro, Antero Castañeda, peina algunos puntos de la ciudad caminando para poder detectar posibles usuarios, facilitarles información y mirar como se encuentran.
Aceptar un tratamiento
«Estas personas tienen un problema», dice Castañeda, y reconoce que el objetivo de la asociación es que acaben haciendo un tratamiento para superar la drogadicción. De momento, cinco de los ocho usuarios ya han aceptado emprender este camino. El educador considera que es un paso importante para «cambiar» su vida y la de los que los rodean.
Desde que ofrecen el servicio, Castañeda explica que han notado una mejora en las personas que asisten en cuestiones básicas, como por ejemplo la higiene. Ahora bien, «cada persona es un mundo», indica al mismo educador. Desde de Egueiro intentan, como mínimo, que «abran los ojos», destaca Castañeda. «Los escuchamos, intentamos mediar en situaciones conflictivas», añade Vilanova.