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Agricultura

La IGP Calçot de Valls prevé producir alrededor de veinte millones de unidades a pesar de la sequía y el calor

El organismo, conjuntamente con Acció Climàtica, impulsará un estudio sobre los costes de producción del sector

Dos trabajadores -al fondo- atascan los últimos calçots de una finca agrícola del Pla de Santa Maria.

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Los productores de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Calçot de Valls prevén llegar a los veinte millones de unidades esta temporada, a pesar de la sequía y el calor de los últimos meses. Es el mismo hito que los campesinos se habían marcado el año pasado, pero que no alcanzaron. Según el presidente de la IGP Calçot de Valls, Dalmaci Clofent, las altas temperaturas de las últimas semanas no han afectado a la calidad de la cebolla dulce. En cambio, sí que han encarecido los costes de producción, ya que los campos se han tenido que regar más. En esta línea, la IGP y Acció Climàtica impulsarán un estudio para determinar los gastos vinculados a este cultivo, que al mismo tiempo, servirá para aplicar mejoras agrícolas y revalorizar el calçot en los mercados.

Los productores de calçots de la IGP vuelven a ilusionarse en una temporada en la que esperan alcanzar los veinte millones de unidades, lo que se convertiría en una cifra récord. El año pasado se marcaron el mismo hito, pero finalmente sólo se superaron ligeramente los dieciocho millones de unidades. Conseguir este objetivo, según Clofent, dependerá de la respuesta de la clientela, ya que se han cultivado unas 125 hectáreas, lo que representa casi la totalidad de las tierras de la IGP. «La ilusión sigue siendo llegar a los veinte millones porque la demanda, las ganas de fiesta y de disfrutar del calçot son, también nuestra dedicación. Por lo tanto, nos haría gracia, pero no deja de ser una especulación en estas alturas de la campaña», ha reconocido.

De momento, se están ultimando las tareas previas al crecimiento de esta cebolla dulce, a la espera de que llegue el frío que transforme en azúcares sus enzimas. De hecho, las altas temperaturas de las últimas semanas no habrían tenido una afectación directa en la calidad de esta verdura, tal como ha indicado el presidente de la IGP. Tampoco ha tenido una influencia destacada la escasez de lluvia en las plantas, ya que los agricultores han optado por incrementar la aportación de agua a través del regadío. Ahora bien, esta acción sí que les ha comportado un aumento de costes.

A pesar de todo, los campesinos sufren ante los cambios climatológicos que puedan afectar al futuro de este cultivo. «Hasta ahora, estas variaciones de temperaturas las hemos resuelto tanto con aportaciones de agua u otras tareas al cultivo. ¿Hasta cuándo, hasta dónde y de qué manera? Eso lo desconocemos y nos hace estar preocupados, ya que es nuestro sostén», ha lamentado Clofent.

Reivindicación de un precio justo

El precio de venta del calçot subió la temporada pasada hasta llegar a los veinte céntimos en el caso de los calçots crudos y cuarenta para los cocidos. Una situación que desde la IGP justifican por el aumento de la demanda y al mismo tiempo, por la recuperación de valores después de cinco años de precios bajos. Según los campesinos, no se trata de vender «muy caro», sino «equilibrado y justo para las familias», así como también proporcional al aumento de costes de producción.

Más allá de la reivindicación, la IGP Calçot de Valls ha entonado el mea culpa en referencia a los proyectos de internacionalización de este producto. Las dos iniciativas para incrementar las exportaciones que se plantearon durante la pandemia no han avanzado como se esperaba y han quedado en un cajón. Según Clofent, la voluntad es volver a activarlas esta temporada para llegar a nuevos mercados internacionales en un futuro.

Encarecimiento de los costes de producción

Acció Climàtica y la IGP Calçot de Valls han impulsado el primer estudio sobre los costes de producción del sector, coincidiendo en una campaña en que los campesinos han visto como los gastos vinculados a la energía y a los combustibles se han encarecido entre un 25 y un 30%. El estudio está pensado especialmente para los agricultores, pero también para los mercados que comercializan calçots. Así, se analizarán datos de campesinos del Alt Camp, el Tarragonès, el Baix Penedès y el Baix Camp. Según Clofent, el documento servirá principalmente para tomar acciones en el campo y a la vez, puede convertirse en una herramienta para que los mercados determinen el precio final del calçot.

El estudio se dividirá en dos partes, una centrada en los costes fijos de la actividad -acciones como labrar o calzar- y la otra tendrá en cuenta los gastos variables -como el precio de la energía o los combustibles- y se podrá actualizar anualmente. Es la primera vez en la historia de la IGP que se realiza un estudio de estas características a través de un órgano oficial y con expertos en la materia.

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