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Barracas de piedra seca en el Masroig

En el antiguo Camino real que va del Masroig a Falset, en el Priorat, se pueden contemplar varias construcciones

Esta ruta es de dificultad baja.

Barracas de piedra seca en el MasroigTurisme del Priorat

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El año 2018, la UNESCO incluyó la técnica de construcción con piedra seca en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En Catalunya hay un gran número de construcciones hechas con esta técnica, que consiste en apilar piedras sin cortar y sin utilizar barro, cemento ni ningún aglutinante. Sólo, en algunos casos, se aplica tierra seca.

Estas construcciones eran hechas por los campesinos, que aprovechaban las piedras que retiraban del campo para poder cultivar para construir muros y márgenes, aguantar terrazas y levantar pequeñas cabañas donde refugiarse del frío, el calor o la lluvia, o guardar las herramientas.

La Ruta de las barracas del Camino Real del Masroig a Falset es un itinerario de dificultad baja que transcurre por un camino donde se pueden contemplar cuatro ejemplares magníficos de cabaña de piedra seca. La distancia total es de 6,4 kilómetros con un desnivel de 135 metros, y el tiempo estimado de ida y vuelta es de dos horas, aunque la ruta está estructurada de manera que cada barraca es una especie de hito, y así los excursionistas pueden decidir hasta dónde llegar. De esta manera, se establecen cuatro niveles: Nivel suave, hasta la partida d'Escorpiteres y volver (2,4 km / 40 min); Nivel ligero, hasta la barraca de casa Josepó y volver (5 km / 1 h. 20 min); Nivel moderado, hasta las barracas del Joan de casa Quimet y volver (6 km / 1 h. 40 min) y Nivel exigente, hasta el collado de la Falsetana y volver (6,4 km / 2 h.).

El punto de partida de la ruta es la Bodega Masroig. Desde allí sólo hace falta buscar la pista que lleva ala ermita de la Mare de Déu de les Pinyeres y, al lado, coger el Camino real. El itinerario está indicado por unas marcas amarillas y las cabañas tienen paneles explicativos. En el trayecto, se atraviesan campos de almendros, olivos y, por descontado, viñas. Para volver al Masroig, sólo hay que deshacer el camino. Una vez en el pueblo, y aprovechando que hemos vuelto a la Bodega Masroig, vale la pena conocer las instalaciones de esta edificación, que tiene una larga historia y que cuenta con unas almazaras subterráneas de 1917 muy interesantes. En la Bodega ofrecen todo tipo de propuestas para hacer turismo enológico, que incluyen visitas guiadas, catas de aceite y de vino, o incluso comidas tradicionales como la clotxa o desayunos de tenedor.

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