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Medio Ambiente

El clamor de la ADF Muntanyes de Prades

Desde la entidad alertan de que el abandono del bosque puede tener graves consecuencias

Mar Sisquellas Taixés en el pueblo de la Febró este mes de agosto.

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Se prevé que este otoño la Agrupación de Defensa Forestal (ADF) Muntanyes de Prades tendrá una nueva presidenta. Se trata de Mar Sisquellas Taixés, reusense con casa en la Febró, quien asumirá el cargo después de haber sido voluntaria de la entidad. Por delante,Mar tiene el reto de articular una red local de protección y velatorio del territorio.

«En las Montañas de Prades estamos un poco abandonados. Si pasa algo, el servicio de emergencias más próximo está a 45 minutos», explica. «Por lo tanto, nos tenemos que espabilar para tener una red de personas del territorio, que se lo conozca y pueda tener cura», añade.

El ADF Montañas de Prades surge de la unión de tres pueblos: Praderas, Capafonts y la Febró, que decidieron sumar esfuerzos y fusionaron en un solo ente. Los tres ayuntamientos son socios. También pueden asociarse personas que tengan tierras en este territorio, y después está la red de voluntarios, formada por gente vinculada al territorio. La entidad se rige por una junta, en la cual están presentes los ayuntamientos y un representante de cada pueblo.

Todo, señala Mar, es crucial con el fin de garantizar la gestión forestal de las Montañas de Prades, «que ha sido pésima hasta ahora». La futura presidenta del ADF advierte que toda la zona «es un polvorín» a causa sobre todo de la afluencia de gente, centrada en puntos como los Pous de la Febró: «Como la gente que va voz que hay agua, los visitantes se relajan, pero los bomberos nos han advertido que, si se pone fuego, el bosque quemará hasta Poblet. Y en medio estamos unos cuantos pueblos. Encontramos cigarrillos por todas partes, si no ha pasado nada, ha sido de milagro».

Un llamamiento a los propietarios

La fuerte presencia de visitantes, sumada a la extensa masa forestal derivada del abandono del bosque, explica Mar, son los dos factores que podrían desencadenar una desgracia. Para evitarlo, señala, habría que reducir la masa forestal, pero, para conseguirlo, les haría falta la complicidad de los propietarios de las tierras. «I eso es complicado, porque muchos no los conocemos. Además, hay muchos propietarios que han heredado trozos del suelo y ni lo saben». El problema añadido, avisa Mar, es que «eso irá a más, porque cada hilo que no se estire ahora se multiplicará por tres dentro de unos años, dando paso a un mosaico de propietarios que será difícil de identificar». Es por eso que la futura presidenta de laADF Muntanyesde Prades hace un llamamiento a las personas que tienen tierras para que se sumen a la Agrupación.

El paso siguiente, detalla la febronense, sería elaborar un plan de gestión forestal y pedir las subvenciones que les permitan salirlo adelante. Y en este punto se encuentran con otro escollo|arrecife, porque «hay todo un trabajo administrativo enorme, que no se puede asumir desde el voluntariado.» Es por eso que reclama que la gestión forestal en las Montañas de Prades «sea la prioridad número 1», y desde la Diputación se los dote de recursos: «Habría como mínimo un par de puestos de trabajo, pero este coste no se puede asumir desde los ayuntamientos».

El problema de las plantaciones de marihuana

A todo eso se suma un nuevo frente, explicaMar: «El abandono forestal de las Montañas de Prades, sumado a nuestra abundancia de agua, también ha traído al territorio las plantaciones de marihuana. Eso quiere decir que hay gente armada y que te los puedes encontrar andando por el bosque si entras accidentalmente en una zona de plantación». De rebote, detalla, se producen robos en la zona y se usan infraestructuras de agua que serían esenciales para el trabajo de los bomberos. «Lo hemos notificado a los Mossos y a los Agentes rurales, pero de momento todo sigue igual», explica.

Por todo ello, Mar Sisquellas asegura que es urgente poder empezar a hacer la gestión forestal de las montañas, aunque advierte que «se tiene que hacer desde el territorio, con personas que lo conozcan y sepan qué necesidades hay», evitando «la idea de gestión con el objetivo de crear economías en torno a la tierra».

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