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Cruz Roja Tarragona atiende 54.000 personas en seis meses, un 70% más que hace un año

Anna Sabaté, coordinadora provincial: «socialmente estamos en la UCI»

Dos voluntarios de Cruz Roja Tarragona llenando el carro de alimentos para|por una persona en situación de vulnerabilidad.

Cruz Roja Tarragona atiende 54.000 personas en seis meses, un 70% más que hace un añoACN

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La Cruz Roja Tarragona ha atendido en la demarcación 54.891 personas en el primer semestre de este año, un 70% más en comparación con el mismo periodo del 2020. «Socialmente estamos en el UCI», ha alertado a la coordinadora provincial, Anna Sabaté.

Desde el inicio de la pandemia el perfil ha ido evolucionando y si al principio había muchas personas mayores que necesitaban atención domiciliaria, ahora se trata de un perfil más joven que acusa el hecho de haberse quedado sin trabajo. Eso ha comportado, de rebote, un empeoramiento de la salud emocional de muchas personas y por algunas, la única solución a corto plazo es recuperar el trabajo. «Es la única esperanza que tenemos, pero seguro que habrá un porcentaje que no podrá salir de la pobreza», ha avanzado Sabaté.

El aumento de usuarios es un reflejo del incremento de la situación de vulnerabilidad que se está produciendo «mes a mes», afirma a la coordinadora. En algunos colectivos «llueve sobre mojado», ya que arrastran desde hace años una situación socioeconómica «extremadamente frágil». Pero la covid-19 ha generado nuevos perfiles que desde la organización gestionan con unos recursos limitados. «Al principio de la pandemia hablábamos de personas mayores que estaba en una buena situación económica y que tenían el apoyo|soporte de la familia, pero para tener que quedarse en casa necesitaban a la Cruz Roja para que los ayudara a hacer las gestiones más básicas, como ir a comprar, en la farmacia o en el banco», ha explicado.

Con el paso de los meses se han añadido nuevos colectivos, que Sabaté define que han tenido como una especie de «muerte repentina». «Son personas que trabajaban, con trabajo estable o con un negocio que les iba bien, y no había nada que hiciera prever que se encontrarían sin trabajo», ha ejemplarizado. Buena parte de estas personas estaban vinculadas en el sector turístico, un campo en el cual la quinta ola ha impactado con fuerza al inicio del verano y que ha causado que personas que se encuentran en ERTO o en paro no hayan podido recuperar su puesto de trabajo.

Eso hace que a día de hoy la situación social y emocional sea «peor que cuando la pandemia era más dura a nivel sanitario». Para dar respuesta a esta segunda problemática, la organización humanitaria ha puesto en marcha dos intervenciones. Por una parte, un proyecto a nivel estatal, Cruz Roja Escucha, en el cual un equipo de psicólogos voluntarios dan respuesta telefónica. «Cualquier persona puede llamar y compartir sus emociones. Es una escucha activa y si se detecta alguna situación crítica se deriva a los servicios correspondientes», ha detallado Sabaté. Por otra parte, a nivel presencial, han puesto en marcha unos talleres que pretenden devolver a un equilibrio emocional a las personas afectadas psicológicamente por la pandemia, ya sea porque han perdido un familiar, el trabajo u otras problemáticas.

A largo plazo

Aunque una recuperación rápida de la economía favorecería que muchos usuarios dejaran de serlo, Sabaté cree que los efectos de la pandemia se alargarán durante años en el ámbito social. «La gran esperanza es que no se cronifique la situación de estas personas, pero seguro que habrá un porcentaje que no saldrá de la pobreza», ha avanzado|adelantado. De la misma manera que pasó con la crisis económica de hace cerca de quince años, las personas de entre cuarenta y sesenta años que se hayan quedado sin trabajo serán las que más difícil lo tendrán para recuperar un puesto de trabajo. Asimismo, las mujeres también sufrirán más que los hombres esta situación. Por eso, la Cruz Roja hará mediación con las empresas para que tengan en cuenta a estos colectivos a la hora de hacer contrataciones.

Con todo, personas todavía más jóvenes también sufrirán los efectos de la crisis a largo plazo, especialmente desde el punto de vista habitacional. Varias entidades del tercer sector ya han alertado de que a partir del otoño se volverán a activar masivamente los desahucios, y la falta de ingresos de muchas familias hará que puedan quedarse sin techo. «Si tienen un piso de propiedad y no pueden pagar la hipoteca, será un problema. Si están de alquiler, también tendrán dificultades para poder pagar», ha lamentado Sabaté.

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