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Agricultura

Los productores de calçots de Valls cierran una buena cosecha rozando los 12 millones de cebollas

El confinamiento comarcal dinamita la recta final de la temporada para el sector de la restauración

Un manojo de calçots de un productor de la IGP Calçot de Valls.

Los productores de calçots de Valls cierran una buena cosecha rozando los 12 millones de cebollasACN

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Los productores de calçots etiquetados como IGP (Indicación Geográfica Protegida) Calçot de Valls cierran una buena coescha, rozando los 12 millones de cebollas. Los campesinoshan ido trampeando para vender prácticamente la totalidad de los calçots cultivados, si bien hay que tener en cuenta que renunciaron a plantar un 25% de producción de un año normal «por miedo» a la covid, afirma a ACN el presidente de la IGP, Francesc Xavier Amill.

Mientras los campesinos han salvado los muebles, los restaurantes lopasan mal con el nuevo confinamiento comarcal. «Este cierre nos ha acabado de rematar», lamentan desde la Associacióde Restauradors de Valls. Algunos optan por ya no abrir y dar por finalizada una temporada que, de normal, se habría alargado todo abril.

La asociación da el negocio de lacalçotadaeste año nuevamente por perdido. El nuevo confinamiento comarcal ha dinamitado el tramo final de lascalçotades enlos restaurantes, que confiaban en poder ofrecercalçotshasta Sant Jordi. «Este cierre nos mata; después de una buena Semana Santa, ahora teníamos los restaurantes llenos al 100%, pero, con el nuevo confinamiento, las reservas para el fin de semana se redujeron al 10%, por eso algunos negocios de la zona han optado porcerrar», lamenta Joan Francesc Mira, presidente de la Associacióde Restauradors de Valls y comarca.

Las restricciones de movilidad han afectado al sector. En el RestauranteCasa Fèlix de Valls, donde se podían cocer más de 10.000calçotsen un fin de semana de plena temporada, ha vuelto a encajar una avalancha de cancelaciones de reservas. Aseguran que pueden mantenerse abiertos porque también disponen de un hotel. Otros restaurantes, como es Cal Ganxo, enMasmolets, especializado encalçotades, ha bajado la persiana justo este lunes después de un fin de semana para olvidar, sin clientela. El Álamo, enAlcover, ya cerró definitivamente a finales de año.

El fenómeno de lascalçotadesmovía enla zona más de catorce millones de euros, según estimaciones de la Cambra de Comerçde Valls. Desde que empezó la temporada en noviembre pasado, la entidad ha promovido el consumo decalçots«con seguridad, en pequeños grupos, en restaurantes de cada municipio o para llevar». Con todo, calcula que la caída global del negocio será considerable. «Una temporada con altibajos, que se ha ido medio defendiendo, todavía se pueden hacercalçotadesy comer los últimoscalçotsde este año, afirma Rafel Castells, secretario de la entidad.

Es el segundo año fallido, pero los campesinos se dan mínimamente por satisfechos. La cosecha ha ido sobre lo previsto y las campañas para difundir la cocina delcalçot encasa, la oferta decalçotcocido y de menús por Internet y a domicilio, y el buen ritmo enMercabarnahan ayudado a mantener las ventas. Los manojos más reducidos de 25calçotsfrescos han tenido mucha demanda, quedenota que ha habido gran consumo en las casas.Amillapunta que, a pesar de las circunstancias, ha sido una buena cosecha. «Si hubiéramos tenido un año normal, habrían faltado y todo», concluye.

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