Diari Més

Bolsas de cotillón reutilizables y sin plástico 'made in' la Canonja

La Fundación Topromi ocupa personas con discapacidad para hacer 500 lotes de Fin de Año con muy buena demanda

Unas mujeres con discapacidad auditiva preparando bolsas de cotillón sin nada de plástico, en la Fundación Topromi en la Canonja.

Bolsas de cotillón reutilizables y sin plástico 'made in' la CanonjaACN

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Una fundación tarraconense que da trabajo a personas discapacitadas y en riesgo de exclusión social ha sacado al mercado bolsas de cotillón sin plástico. Todos los elementos de dentro de la bolsa , como el collar, silbatos, sombrero y antifaces, son reutilizables -hechos de madera, papel o cartón. El objetivo es que el cotillón no acabe siendo un producto de un solo uso y que se pueda reaprovechar, año tras año, para la noche de Fin de Año, tal como se hace con el resto de decoración navideña de los hogares. La iniciativa, motivada por un doble objetivo ambiental y también social, es un proyecto cooperativo llamadoCirculars, que se ha encargado a la entidad social Topromi con sede en la Canonja. Las bolsas se pueden reservar bajo pedido hasta este domingo. Se han producido 500.

«Y más que habríamos vendido si hubiéramos empezado a hacer antes porque el proyecto ha despertado mucha simpatía, pero hemos querido ser prudentes dado que es un año atípico», asegura Amanda Pérez, socia de la cooperativa Dignidart. Es una de las cooperativas que capitanea el proyecto Circulars. Con el apoyo del Departamentde Treball, Afers Socials i Famílies, esta iniciativa plantea un cambio en los hábitos de producción y consumo de los productos de un solo uso. A partir de aquí, bajo la marca intercooperativa Circulars, promoverán artículos que no generen residuos. El primer producto donde se ha decidido actuar es el cotillón, todo un «símbolo» de elemento integrado en la vida cotidiana que le tocaría cambiar.

«Loutilizamos sólo dos minutos, es casi todo de plástico, y lotiramos como una acción normal; eso es flagrante y es bien fácil de cambiar», constata Amanda. La bolsa , de cartón y estética más sobria, incorpora desde collares de papel de seda auna flauta de pastor o un silbato con pato, en sustitución del típico matasuegras. Este punto añadido de calidad hace que la bolsa se venda a 5 euros, un precio un poco superior a las de plástico. Pero las cooperativas tienen claro que lo vale y que compensa. «La bolsa tradicional de cotillón genera mucho residuo y no se puede reutilizar, en cambio estas son sostenibles y respetuosas con el medio ambiente», añade Cristina Rodríguez, socia del FarCooperatiu.

El empaquetado de las bolsas se ha encargado a la entidad Topromi -de la Fundación Catalunya-La Pedrera-, en la Canonja, que dispone de un centro de trabajo para una docena de personas con discapacidad física, intelectual y sensorial, y también promueve la inserción laboral de personas con riesgo de exclusión social, sobre todo chicas. «Participar en este proyecto nos permite generar nuevo empleo», afirma Eva Calvés, directora de Topromi. «Visto el éxito que ha tenido, nos gustaría mucho que el próximo año tuviera continuidad y que pudiéramos hacer muchas más porque quiere decir que se valora el trabajo que hacen las personas con discapacidad», añade Eva.

En la fundación, Míriam la Cristina y Antònia, tres mujeres con discapacidad -auditiva y motriz- se apresuran a llenar las últimas bolsas de cotillón donde se excluye el plástico para incorporar elementos reciclables y fabricados en el estado español. En preventa a través de las páginas webs de las cooperativas y por Espai Abacus desde el 1 de diciembre, se han elaborado casi medio millar de lotes. Los restantes se podrán encontrar en la Feria de la Economía Social y Solidaria, que se celebra estos días en Barcelona. El proyecto Circulars se enmarca dentro de la línea de Proyectos Singulares para el fomento de la economía social y del cooperativismo de la Generalitat.

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