Diari Més

Municipal

Polémica en Valls por los grandes incrementos de la tasa de la basura en negocios y comercios

El Ayuntamiento argumenta que los costes económicos de la incineración cada vez son más altos y los empresarios no aflojan

Contenedores llenos de basura y trastos en el polígono industrial de Valls, ante un negocio de una ferretería.

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Malestar e indignación por la subida de la tasa de basura en negocios y establecimientos de Valls. En algunos casos, el incremento supera el 400%. Un conocido gimnasio tendrá que pagar 1.500 euros, cuando el año pasado el recibo era de poco más de 300 euros. Este aumento generalizado se acentúa en el polígono industrial, donde las empresas son mayores. El Ayuntamiento argumenta que es un recibo variable que se encarece en función de a quien más ámbito ocupa y también a quien menos recicla. A todo eso, se añade que los costes económicos de la incineración cada vez son más altos, unos argumentos que no convencen los establecimientos. Representantes municipales y empresarios se reunieron sin llegar a una solución, en un municipio donde, además, el año pasado se renovó el catastro.

En el primer año de implantación, la nueva ordenanza fiscal del servicio de recogida de residuos municipales en Valls levanta polvareda. Con incrementos del 300%, algunos negocios pensaron que se trataba de un error. El Ayuntamiento reconoce la fuerte subida, pero considera que la ordenanza es justa y positiva, ante la indignación de los empresarios del polígono industrial, que no quieren quedarse de brazos cruzados.

A través de una publicación local han hecho un llamamiento a todo el empresariado afectado para unirse y hacer una demanda conjunta. Recriminan que este incremento «desproporcionado» no sea «equitativo» con las grandes compañías, como Lear o Ikea, y lamentan la «poca sensibilidad» del Ayuntamiento sobre la pequeña y mediana empresa, el principal perjudicado. Un vendedor de neumáticos, asfixiado, ha tenido que bajar la persiana.

Caso por caso

«En el peor año posible, con la pandemia, me suben la basura un 444%», denuncia Jordi, propietario de un gimnasio. Quedó perplejo al saber que le giraban dos recibos fraccionados de 774 euros, lo que suma uno global de 1.548 euros -cuándo el año pasado pagó 342 euros en total. Incluyendo el IBI, que también le ha subido, este negocio representa que paga al Ayuntamiento más de 500 euros de media al mes.

«Eso es inaguantable, tengo 59 años y no puedo trasladarme a otro lugar, sino lo haría», lamenta. Asegura que hay una treintena de empresarios dispuestos a reagruparse, contratar a un abogado para que capitanee el asunto y, si conviene, presentar contencioso administrativo. La crispación es tal que no descartan gestionarse ellos mismos la recogida de residuos y prescindir del servicio municipal.

En una ferretería del polígono, el recibo se eleva a 4.800 euros. El año pasado pagaban 500 y pico. Incluyendo el IBI -8.000 euros más-, el propietario, Miquel, está desesperado. «Son 1.000 euros al mes para el Ayuntamiento, y total, tampoco tenemos el polígono en buenas condiciones». «Resulta que en el Ayuntamiento le sale más caro y nos lo hace pagar a nosotros, pero eso no lo podemos traspasar a nuestros clientes», dice.

La polémica se acentúa en el polígono, pero comercios de dentro del núcleo urbano también constatan esta subida. Una academia de idiomas pasa de pagar 228 euros a 516 euros -un 100% de incremento. Justo a tocar, en una tienda de pinturas de toda la vida también los ha subido el recibo en unos 200 euros. En uno frecuentado restaurante junto al hospital de Valls, el recibo se les ha disparado de 800 a 2.800 euros.

Una ordenanza «justa»

El Ayuntamiento justifica este incremento por los costes de incineración cada vez más elevados. Si las 7.600 toneladas que el año 2018 Valls llevó a incinerar costaron unos 530.000 euros, con los precios actuales, las mismas toneladas representarían un coste de 760.000 euros -uno 40% más. A todo eso, se suman las directivas europeas, estatales y catalanas, con umbrales más altos para la recogida selectiva que, si no se cumplen, pueden acabar derivando en multas económicas en los municipios. Por todo ello, en su momento, se optó por la propuesta de fiscalidad en la basura, y el recibo varía en función de las dimensiones del establecimiento.

Según informa el consistorio, un establecimiento que tenga hasta 100 metros cuadrados, el recibo le ha bajado un 44%, pero, en cambio, para establecimientos de superficie superior, hay incrementos que pueden ir entre el mínimo del 13% aplicado como criterio general a la tasa y aumentando progresivamente, según la superficie, hasta doblarse. En un 40% de estos establecimientos, que son los que tienen más superficie y, por lo tanto, más susceptibles de producir basura, el incremento del recibo es importante -unos 350 euros más por término medio respecto del año anterior, en una horquilla que oscilaría entre los 300 y 600 euros más, según superficie.

Con todo, a un 60%, o bien los ha bajado un 44% lo que tienen que pagar -100 euros menos de recibo- o bien han tenido sólo el incremento del 13% que se aplicó como criterio general a la nueva tasa -30 euros más. Esta redistribución de los costes de la basura, sin embargo, es cuestionada por los negocios, que exigieron una reunión con los concejales de Medio Ambiente y Hacienda y Finanzas. «Es una ordenanza más justa y está yendo muy bien; nuestro objetivo es reducir los residuos», afirma el concejal de Medio Ambiente, Francesc Xavier Salat. «Nos tenemos que poner todos, el polígono y el ayuntamiento, no nos cerramos en absoluto a hablar y trabajar juntos», añade.

«No es nuestra basura»

Después de una primera reunión con el Ayuntamiento, la Asociación de Empresarios de Valls ya prepara un segundo encuentro para seguir abordando esta problemática que preocupa el empresariado. Nos dicen que es por la aplicación de las directrices de la UE, pero se explican una vez ya han girado los recibos; eso se hace al revés, primero hay que hablarlo», reprocha el presidente de la asociación, Xavier Ulldemolins.

El empresario, al cual también le han subido el recibo un 45%, lamenta que las empresas del polígono tengan que asumir toda la basura y trastos que se depositan en los contenedores, cuando en realidad hace uso mucha gente y, en algunos casos, de forma incívica. «Pues que retiren estos contenedores, porque las empresas ya gestionamos nuestros residuos, esta no es nuestra basura», manifiesta.

En un complejo de naves dentro del polígono, denominado como 'Isla de Valls', hay tres contenedores para una treintena de negocios, sobre todo concesionarios, que se gestionan sus residuos. Los empresarios insisten en que los trastos tirados en el polígono, donde indica que hay de 500 actividades, los hacen penalizar en el coste de la tasa de basura.

Alerta con los epígrafes

La otra entidad comercial de la ciudad, Comerç de Valls, también está al corriente de esta inquietud, de la cual ha habido gran resonancia en las redes sociales. La presidenta, Rosa Baseda, ve falta de información. Dice que muchos comercios desconocen en qué tipología de establecimientos pertenecen y si realmente es la que les corresponde -cosa que puede comportar pagar o menos de recibo.

Según Baseda, algunos negocios no han podido optar a los 400 euros de ayuda al comercio porque el epígrafe no correspondía. El epígrafe de servicios es uno de los que levanta más recelos. Los empresarios creen que acaba siendo un cajón de sastre. Otro factor que puede hacer encarecer erróneamente el recibo es en relación en el ámbito que ocupa el negocio -es decir, que se engloben espacios de más.

Al final del polígono hay un centro de jardinería, con una nave que sirve de almacén y de tienda. Pagan 2.300 euros de basura cuando todos los restos vegetales las tienen que llevar a la Espluga o Botarell porque en Valls no se tratan. Al margen de esta «incongruencia», la floristería denuncia que se les aplica la actividad de venta sobre todo el ámbito de la finca, de 800 m2.

La presidenta de los tenderos considera que velar estos errores es cosa tanto de los comercios como del Ayuntamiento. Salat reconoce que poder haber ciertos «desajustes», que está revisando el área de Hacienda. En todo eso, el año que viene finaliza la concesión del servicio de la recogida de la basura, un movimiento clave en todo el engranaje de la gestión de residuos municipales.

Incentivos para reciclar más y pagar menos

El Ayuntamiento recuerda que los comercios de alimentación que participan en un sistema de prevención de despilfarro alimenticio obtienen descuentos en la tasa. «Hay 160 actividades empresariales que pagan menos porque quizás no era justo», dice el concejal de Medio Ambiente. También se aplican incentivos ambientales a la ciudadanía que pueden suponer reducciones del recibo de entre el 20 y el 50%.

En el primer año de su implantación se ha acogido un 15% de los hogares de Valls. El Ayuntamiento considera que los primeros datos son positivos, si bien todavía es pronto y, además, ha estado la covid-19. Hasta agosto se ha reciclado un 8% más y el índice de recogida selectiva ha aumentado de golpe 4 puntos -del 40 al 44,4%. El consistorio recuerda que la tasa de la basura no había tenido ningún incremento desde el 2013.

Una zona llena de desperdicios y trastos que se ha convertido en un pequeño vertedero en un callejón sin salida en el polígono de Valls.

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