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Preocupación en Constantí ante la proliferación de viviendas ocupadas

El alcalde niega que haya un incremento muy grande pero es consciente de la problemática

Uno de los edificios que han intentado ocupar recientemente.

Preocupación en Constantí ante la proliferación de viviendas ocupadasGoogle Maps

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Los vecinos de Constantí están cada vez más preocupados por la proliferación de viviendas ocupadas que se acercan más al núcleo urbano. Recientemente, se han ocupado dos pisos del bloque 7 de la calle Francolí y se ha intentado lo mismo en dos más del bloque vecino, el 5. Esta calle se encuentra en una de las entradas en el pueblo de Constantí y, eso, está alertando la población, ya que ven cómo los ocupas van llegando cada vez más en medio del pueblo.

Los administradores de los bloques 5 y 7 de esta calle se han puesto en contacto con DiariMés para explicar la situación de angustia que están sufriendo los vecinos de estos pisos, la mayoría de ellos de edad adelantada. «Al principio de mes nos ocuparon dos pisos del bloque 7 y creemos que son una especie de mafias que venden a abrir las casas que están vacías para después alquilarlas a gente que no tiene un lugar para vivir», denuncian a los administradores, los cuales detallan que «durante la pandemia ya nos avisaban porque había una serie de personas sospechosas de que iban preguntando por diferentes pisos».

Dos entradas paradas

La Policía Local de Constantí y el Ayuntamiento están al caso de las entradas ilegales, que no son nuevas para el municipio, pero que cada vez van entrando más en el corazón del pueblo, según algunas fuentes consultadas. Los agentes van haciendo patrullas por los lugares donde se sospecha que puedan producirse más ocupaciones pero «nunca pillan a nadie porque los ocupas tienen la zona controlada y cuando ven las sirenas, se esconden rápidamente», exponen a los administradores de los bloques 5 y 7 de la calle Francolí. Por su parte, el alcalde de Constantí, Oscar Sánchez, detalla que «este verano la policía ha conseguido parar dos ocupaciones gracias a la rapidez de los vecinos alertando de la situación». Estos intentos se produjeron en una casa en la calle Joan Miró y en un piso de la calle de las Creus.

En esta línea, Sánchez destaca el «buen trabajo» de la policía, pero sobre todo la de los vecinos. «Es muy importante que si los vecinos ven que hay un intento de ocupación, alerten rápidamente a la policía porque entonces podremos detenerlo», argumenta el alcalde, quien añade que «una vez están dentro, el Ayuntamiento tiene las manos atadas, es muy complejo conseguir echar unos ocupas». Sánchez también argumenta que «recientemente hicimos un consejo de alcaldes con otros municipios del territorio y constatamos que tenemos la misma problemática en todas partes».

Sobre las ocupaciones de Constantí, el alcalde no considera que haya un aumento grande de casos al núcleo del municipio, pero recuerda que sí que hay casos, como el de la calle Prat de la Riba, donde hay un bloque entero ocupado y que está en manos de los juzgados.

Los administradores dicen que «hay uno ocupa que, según nos ha dicho la policía, viene de Mallorca. Eso demuestra que aquí viene gente que no es del pueblo, creemos que estas mafias hacen correr la voz para ir ganando más dinero». Por otra parte, la segunda entrada ilegal la habría protagonizado una vecina del pueblo, según detalla el alcalde. Los ocupas del bloque 7 han intentado en varias ocasiones empalmar la luz y el agua. De hecho, uno de ellos lo consiguió pero eso provocó que las viviendas del primer piso sufrieran goteras. Los vecinos arreglaron la situación y cambiaron las puertas de los contadores, «que estaban reventadas», por unas de hierro más duras y difíciles de romper. «Ahora, sin embargo, están intentando tirar una parte de la pared para poder acceder a los contadores», denuncian. En bloque del lado, el 5, también intentaron entrar a ocupar dos viviendas, pero los vecinos consiguieron frenarlos tapiando las puertas. Este fin de semana intentaron ocupar un tercer piso, del bloque 7, donde vive una mujer mayor. «Estuvo todo el fin de semana sin salir de casa por miedo y, el lunes, cuando fue a salir, no podía porque le habían roto la cerradura para intentar ocuparlo pensante que no vivía allí nadie», explican los administradores.

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