Diari Més
Gema Carbó Ribugent

Directora del Museo de la Vida Rural

Vida Rural

«El despoblamiento es una manera de crecer que no es sostenible»

La directora del MVR sostiene que muchas catástrofes venden generadas por una emergencia climática producida por la concentración en las ciudades

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—Qué papel juega el Museo de la Vida Rural en la despoblación?

—Precisamente el museo quiere ser un eje para pensar estos temas. Para pensarlos y para actuar con relación a eso. Si abandonamos los pueblos, si nadie gestiona el territorio, el bosque ocupa estos territorios y como es un bosque que no está cuidado, el riesgo de incendio se multiplica exponencialmente. Estas catástrofes como pueden ser el fuego, pero también las riadas, venden generadas por una emergencia climática producida por una concentración en las ciudades y en el mundo más industrial. Todo está muy conectado y todo tiene que ver con este despoblamiento que, en el fondo, no es nada más que una manera de crecer que ahora estamos comprobando que no es sostenible.

—La covid puede generar que la gente vuelva a los pueblos?

—Creo que sí, pero sobre todo si se hace bien. Cómo siempre, estos procesos tienen que ser pensados y que no generen un impacto no deseado. Algunas voces críticas dicen que hay que ir con cuidado con la urbanización del campo y de los pueblos, que no repetimos errores y no lo hacemos de una manera poco pensada. Sí que pienso que la covid nos ha situado en un extremo muy radical en lo que por primera vez hemos sido todos conscientes de que eso es muy grave y está aquí. Muchas voces desde la ciencia nos están diciendo que este puede ser sólo el principio de un ciclo de pandemias dadas de esta presión sobre el planeta y de esta velocidad con la cual estamos acabando con una biodiversidad que necesitamos para encontrar un equilibrio vital. Creo que la covid nos ha hecho evidente que es un tema de supervivencia de la especie y que o nos ponemos de verdad o la situación puede ser mucho más dramática muy pronto.

—Esta supervivencia implica desconcentrar las ciudades?

—Las soluciones nadie las tiene y las tenemos que construir entre todos pero sí que es verdad que pensando en clave de Cataluña no tiene demasiado sentido la concentración en núcleos urbanos cuándo tenemos un territorio que está relativamente bien comunicado y que permite, con las nuevas condiciones de teletrabajo y de vida, vivir de una manera mucho más cualitativa en términos de tiempo y de medio ambiente en lugares que no son ciudades y, en cambio, no renunciar a todo lo que supone estar conectado y estar en entornos urbanos. Cataluña tiene las dimensiones y las potencialidades para ensayar nuevos modelos territoriales que no sean tan radicales de pueblos que se abandonan y ciudades que crecen desmesuradamente.

—Este fin de semana se celebra la segunda edición del Festival de Educación para la Sostenibilidad (FES). ¿Por qué es importante para la sociedad?

—Creemos que hay pocos espacios para pensar las cuestiones de la sostenibilidad en clave de ciencia, sociedad, cultura y art. Pensamos que museos como el de la vida rural pueden aportar eso, es un museo que habla de formas de vida. Como dice Maria Novo es un lugar donde podemos aglutinar a la gente del mundo educativo, científico, cultural y social para generar estos debates, conocimiento y provocar acciones y actuaciones.

—Qué quiere decir educación para la sostenibilidad?

—Es un concepto que trata esta educación que tiene relación con la naturaleza y las cuestiones ambientales. Lo que nos pasa es que las situaciones que vivimos ahora, las emergencias, parece que no tengan nada que ver con las cuestiones ambientales, como la covid, y que sean más de carácter social o económicas, que estén desvinculadas de todo lo que habíamos entendido hasta ahora como educación ambiental. La historia, la filosofía y las artes tienen mucho a decir en esta reflexión que estamos haciendo sobre los vínculos con la naturaleza.

—Eso es lo que se intenta trasladar en el festival?

—Exacto. Dicho de una manera más sencilla, defender que la historia, la memoria del mundo rural y también las artes son lenguajes y conocimientos que nos ayudarán mucho a pensar sobre la agenda 2030 de desarrollo sostenible.

—Consiste en mirar el pasado para coger las cosas positivas?

—Del mundo rural podemos aprender mucho, no sólo de los aciertos sino también de los errores. Cuando hablamos del mundo rural hablamos de una manera de vivir de que tenía el eje central en el trabajo de la tierra, en el hecho de conseguir alimentos, todo giraba en torno a eso y estaba todo conectado con unos ritmos naturales y vitales mucho más determinados por la naturaleza. Eso tenía elementos muy positivos y elementos muy negativos. Nadie quiere volver a las duras condiciones de vida del mundo rural pero en cambio, sí que quizás vale la pena conocer en qué momento eso cambió, como cambió, por qué cambió y si este cambio nos llevó a un cambio positivo en todos los sentidos o si algunas cosas quizás no tendrían que haber cambiado tanto, que es el punto en el cual estamos ahora.

—Hay muchos cambios respecto de la primera edición del HENDIDO?

—Hay cambios derivados de la situación que vivimos como aforos limitados, medidas de seguridad y que hemos tenido que renunciar a algunos ponentes internacionales. A pesar de todo hemos mantenido una programación muy similar y podremos disfrutar de la música, del teatro, de la comida y del juego en propuestas acotadas pero también en streaming .

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