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La ocupación turística en la Costa Daurada remonta hasta el 60% en pleno mes de agosto

Pleno en el delta del Ebro, con más clientes de fuera de Cataluña y estancias un poco más largas

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En un buen año turístico la ocupación en la Costa Daurada rozaría el 100% alrededor del 15 de agosto, uno de los momentos más álgidos de la temporada. Este año, sin embargo, las cifras rondan entre el 50% y el 60% por término medio, según apunta en el ACN Xavier Guardià, portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona (FEHT). Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la covid-19 ha dejado casi la mitad de los hoteles con la persiana bajada.

Después del 30% de julio, el mercado catalán y del resto del Estado han impulsado la ocupación, junto con un goteo de visitantes franceses. Mientras tanto, en el interior y en el delta del Ebro se ronda el pleno, con mejores registros de los esperados al inicio de temporada.

La campaña turística del 2020 será para olvidar en la demarcación de Tarragona. A pesar de todo, el sector asegura que el mercado de proximidad ha respondido y se ha animado a echar una mano al territorio. En un año normal los visitantes catalanes y del resto del Estado -sobre todo de Aragón, Navarra y el País Vasco- suponen la mitad de los turistas que visitan la zona. «Estos no han fallado demasiado y se lo agradecemos porque necesitamos clientes y turistas, y animamos a aquellos que no han venido a hacerlo, porque nunca más podrán disponer de todos los servicios abiertos con ocupaciones del 60%», señala Guardià.

Un tema aparte es el turismo extranjero, que este año sencillamente ha «desaparecido», según afirma el director del hotel Golden Port Salou & Spa, Daniel Terrats. Aparte de los rebrotes y los confinamientos selectivos, los grandes golpes para el sector han sido la imposición de cuarentenas en lugares como el Reino Unido y las recomendaciones de varios gobiernos de no viajar a Cataluña. Sin embargo, los empresarios turísticos confirman un repunte de los visitantes franceses en los últimos días. Lo atribuyen al hecho de que pasar aquí las vacaciones lo cuesta bastante menos dinero que veranear en su país.

La incertidumbre, sin embargo, sigue siendo la tónica predominante y nadie se atreve a hacer pronósticos a medio o largo plazo. «No perdemos la esperanza de poder tener un septiembre y un octubre que nos permitan paliar un poco las pérdidas que tenemos hasta ahora», señala Guardià. Eso, sin embargo, será casi imposible para los grandes hoteles, que necesitan un cierto nivel de precios y de ocupación para cubrir gastos. «Creemos que podremos aguantar hasta mediados de septiembre, que es cuando tenemos demanda de cliente nacional», concreta el director del hotel Golden Port Salou.

Después de un julio muy negativo con una ocupación del 30% en hoteles y soloun 50% en los campings, en agosto los registros han mejorado. Los datos no son uniformes en todos los negocios ni en todas las zonas, pero la FEHT sitúa la actividad en torno al 60% en la hostelería, entre el 45% y el 60% en los campings, y entre un 45% y un 55% en los apartamentos. Aparte, las zonas con más peso de las segundas residencias, como es el caso del norte de la Costa Daurada, también tienen bastante movimiento de visitantes.

En Salou la falta de turismo extranjero, principalmente británico, ha impactado de lleno en los negocios más enfocados a este tipo de visitante. También se echan de menos los alemanes, los belgas, los holandeses y los rusos, además de los franceses que han decidido quedarse cerca de casa. En la capital de la Costa Daurada los comercios venden hasta un 80% menos que otros años y la amplia oferta de ocio nocturno de la ciudad sigue cerrada por orden de las autoridades sanitarias. «Para un plan de tipo familiar, la situación es idónea, pero no para ir de fiesta porque a las doce ya está muy parado», constata José Manuel Ariño, un turista de Zaragoza que se ha alojado cinco noches en un hotel de Salou.

El director del hotel Golden Port Salou & Spa, Daniel Terrats, admite que viven un año «muy atípico» porque ahora tendrían que estar al 100%. Estos últimos días, sin embargo, han decidido detener las ventas porque han llenado más del 60% de las habitaciones y quieren ceñirse a los protocolos que han adoptado por la covid-19. «Ahora tenemos unas ocupaciones dignos para el arranque del mercado de proximidad, nacionales y franceses», afirma. Sin embargo, los precios son un 15% inferiores a los habituales, y de estancias de una o de dos semanas ya casi no se ven.

«Este año difícilmente alguien gana dinero», advierte al portavoz de la FEHT, Xavier Guardià. El objetivo del sector, explica, ha sido conservar el grosor de los puestos de trabajo, no desatender a la clientela habitual y mantener el pulso de la destinación. Según Guardià, la «madurez» del empresariado juega a favor. «Si eso nos hubiera pasado hace 20 o 25 años hubiera sido un desastre», reconoce. Ahora bien, según la federación, si la crisis se alarga más allá de esta temporada la situación se complicará porque hay hoteles que no facturan nada desde el 2019 y la amenaza de cesar la actividad podría convertirse en una realidad.

Más demanda en el delta del Ebro

Fuera del gran epicentro turístico que supone la Costa Daurada central, en el interior de la demarcación y al delta del Ebro los negocios trabajan a un nivel notable. Según la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo (AEHT), hay que están por encima de los registros históricos. Los más beneficiados son las casas rurales y las barracas del delta. En esta zona en julio su demanda creció un 30%. Ahora tienen casi todas las ventas cerradas para agosto, y algunas incluso para septiembre, según indica Montse Callau, vicepresidenta de la Asociación de Empresarios y Actividades ecoturísticas del Delta del Ebro.

Callau explica que el delta ha sido capaz de mantener la demanda turística que ya tiene habitualmente, formada en un 90% por turistas catalanes, pero que han mejorado la ocupación gracias a un turismo «de oportunidad». Es decir, aquel visitante que ha escogido el delta porque no ha podido ir de vacaciones donde tenía previsto. Entre estos, hay más visitantes que nunca de Aragón, de la Comunidad Valenciana e, incluso, de Madrid. También se ha notado un incremento en los días de estancia media de los turistas, según la vicepresidenta de la asociación.

A pesar de la buena afluencia a la zona, el sector turístico de las Terres de l'Ebreinsiste en que un buen mes de agosto no compensará haber perdido toda la actividad desde la Semana Santa. En este sentido, Callau admite que nadie se plantea cerrar el balance de este año en positivo y que lo que buscan es conseguir el flujo de caja suficiente para minimizar las pérdidas. «El reto es que eso nos permita sobrevivir y poder mantener nuestros servicios el próximo año», confía. La incógnita es saber si el entorno que ofrece el delta del Ebro, en plena naturaleza y lejos de las masificaciones, contribuye a fidelizar a los nuevos visitantes llegados por la pandemia.

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