Diari Més

Agricultura

Los campesinos tarraconenses, preocupados por los robos y los daños de la fauna

La Unió de Pagesos pide al Govern que regule la implantación de parques eólicos y solares para proteger al campesinado

Dos agentes de los Mossos d'Esquadra comprobando la procedencia de sacos de algarrobas que llevan|traen a dos agricultores.

Los campesinos tarraconenses, preocupados por los robos y los daños de la faunaACN

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Los campesinos tarraconenses no bajan la guardia ante los robos en el campo. Coincidiendo con la época de cosecha, que arrancará dentro de unas semanas con la avellana, el sector ya ha empezado a definir con los Mossos d'Esquadra la estrategia a seguir. El coordinador de la Unió de Pagesos en el Camp de Tarragona, Pere Guinovart, señala a la ACN que la clave es combinar el patrullaje de la policía catalana con la tarea de los vigilantes rurales, y comunicar rápidamente la presencia de vehículos sospechosos. Los campesinos también han aprendido la lección y evitan dejar herramientas en las casetas de campo. Además, han ido sustituyendo por elementos de plástico los grifos y cañerías metálicas que los ladrones suelen arrancar para revenderlas como chatarra.

Guinovart apunta que este tipo de robos han ido a la baja porque los precios que se pagan por el cobre o el hierro no compensan a los ladrones. Además, en los campos ya encuentran poco. «Cinco años atrás prácticamente dejaron sin hierro ni cobre las masías», ilustra.

Uno de los últimos episodios que se ha denunciado en el territorio es el robo de placas fotovoltaicas a un campesino de l'Aleixar (Baix Camp). La actuación de los ladrones ha inutilizado el sistema de riego automatizado de una finca de dos hectáreas.

Aparte de este goteo de robos, preocupa la sustracción de género, sobre todo de aquel que cotiza más al alza. Hace dos años lo sufrió la almendra y el año pasado la algarroba. «Nos tenemos que anticipar con el fin de no llegar a estas situaciones», pide Guinovart.

El coordinador del sindicato en el Camp de Tarragona lamenta que la ley tipifique los robos de hasta 300 euros como una falta leve. «Cada día te pueden coger 300 euros y, aunque los denuncien, al día siguiente irán a otra finca a llenar la furgoneta», apunta.

Los campesinos quieren más vigilancia del entorno rural y periurbano durante los meses de verano y la época de cosecha, que se alargará hasta a final de año. La campaña empezará con la recogida de las variedades tempranas de avellana y después vendrá la vendimia, la algarroba, la oliva y la almendra.

El sindicato agrario también apunta que durante el desconfinamiento los campos fueron objeto de «mucho vandalismo» por la elevada afluencia de personas a los entornos naturales y que se tuvieron que lamentar daños en instalaciones de riego, entre otros.

Daños de fauna salvaje

Durante el confinamiento también se ha agravado la problemática con la fauna salvaje, que ocasiona daños en los sembrados, huertas y cultivos. Guinovart lamenta que con el estado de alarma los permisos excepcionales de caza se hayan resuelto más tarde.

Eso, dice, lo han pagado las explotaciones. En el Priorat y Baix Penedès sufren la acción de los corzos, que arrasan las viñas. En el Baix Camp sobre todo hay jabalíes, mientras en el Tarragonès y el Alt Camp predominan conejos y urracas, si bien también han aumentado los daños por jabalíes y corzos, como en la Conca de Barberà.

El coordinador territorial de la Unió de Pagesos advierte que este año «hay compañeros que perderán la mitad de la cosecha de algunas explotaciones debido a los daños de la fauna». El problema, dice, ha ido al alza los últimos diez años y ya es una cuestión que tratan de forma prioritaria en todas las reuniones sectoriales.

La pandemia golpea algunos sectores

Pere Guinovart se muestra dolido para que a raíz de la temporada de la fruta dulce en Lleida y los brotes de covid-19 se haya criminalizado el campesinado. «Hemos trabajado cada día a pesar de los riesgos del coronavirus para seguir produciendo alimentos, y hemos hecho un gran papel», apunta.

La pandemia también ha impactado algunos sectores como «el del vino, que todavía tiene stocks del 40%, y el del calçot, que perdió un 30% de la cosecha.» Además, sin turismo ni consumo, avisa a Guinovart, la crisis puede acarrear todos los sectores de producción.

La amenaza de los parques eólicos y fotovoltaicos

Y mientras todo eso pasa, está habiendo un alud de solicitudes para implantar parques solares y eólicos en terrenos agrícolas. Las ofertas son de unos 1.200 euros por hectárea y año, durante 30 años. «No queremos un territorio donde todo sean parques. Queremos que se coloquen en lugares donde no afecte la tierra ni los campesinos», pide Guinovart.

El coordinador de UP en el Camp de Tarragona añade que si los grandes propietarios alquilan sus fincas durante 30 años a las empresas promotoras, «muchos campesinos perderán las tierras que tienen arrendadas». «Decimos sí a la energía renovable pero en defensa de la tierra», resume.

Guinovart detalla que en todas las comarcas del Camp de Tarragona las empresas «han ido picoteando» fincas de más de diez hectáreas. «Es como una cierta subasta. Te vienen a ver a casa por si los quieres arrendar las tierras», expone.

Delante de esta fenómeno, Guinovart pide una «normativa generalizada», más allá de restringir la instalación en parques naturales, «para que eso no sea un sálvese quien pueda. «Piden cierta coordinación y valorar los efectos que puedan tener, sobre todo las placas fotovoltaicas, en cada comarca», concluye.

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