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El empadronamiento se dispara en municipios de costa y de interior de la provincia de Tarragona

Algunos municipios tarraconenses suman vecinos pero el fenómeno es desigual por todo el país

Dos socorristas en una de las playas de Torredembarra el pasado verano.

Las playas de Torredembarra han registrado cerca de dos milios de usuariosCedida

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El empadronamiento en algunos municipios de costa y de montaña se ha disparado durante los meses de confinamiento. Es el caso de Castell-Platja d'Aro, Torredembarra, el Vendrell, Bolvir o l'Ametlla de Mar, según datos facilitados por estos municipios al ACN. Se trata de vecinos que ya tenían segundas residencias o que ya vivían en estos municipios sin estar empadronados. El fenómeno, sin embargo, no se produce por igual en todos los municipios de estas características. Salou o Vila-seca, por ejemplo, han registrado menos entradas en el padrón que en el mismo periodo del año anterior, y el aumento detectado en algunos municipios de la Cerdanya no se detecta en comarcas como Pallars o el Alt Urgell.

Los empadronamientos se disparan en Torredembarra

En Torredembarra (Tarragonès) el incremento de empadronamientos se cifra en un 30%, con 97 altas durante el mes de mayo –desde la apertura de las oficinas municipales a raíz de la entrada en la fase 1. Las altas corresponden a personas que ya vivían al municipio pero que no estaban empadronadas «Hay una regularización de mucha gente que no se había preocupado hasta ahora y que ahora ha visto la necesidad de hacerlo por cuestiones relacionadas con la movilidad y por las ayudas a que puedan acogerse a posteriori por la covid-19», explica al ACN el alcalde, Eduard Rovira.

Las restricciones de la movilidad y los intensos controles que se han hecho al municipio para evitar la llegada de vecinos de segunda residencia, con patrullajes por urbanizaciones y supermercados, no han sido un factor importante, según Rovira, porque si alguien se había tenido que confinar en el municipio sólo hacía falta que lo demostrara con algún recibo, por ejemplo. «La gente ha visto la importancia de estar empadronado allí donde se hace vida», opina al alcalde.

En el resto de municipios costeros de la Costa Daurada, como a Salou (Tarragonès) no se han detectado más empadronamientos. En otros casos, ha habido fuertes bajadas. Es el caso de Cambrils (Baix Camp), donde explican que en febrero tuvieron 249 altas en el padrón, pero que del 13 de marzo hasta al principio de junio sólo han gestionado 52. Entre otros, los empadronamientos se han debido a nacimientos, poder disponer de asistencia sanitaria o por motivos de escolarización.

Los datos han seguido una tendencia similar en Vila-seca (Tarragonès), que acoge el núcleo turístico de La Pineda. Del 1 de marzo al 31 de mayo ha habido 174 altas en el padrón, pero durante el mismo periodo del año anterior hubo 542. Uno de los motivos es que desde el inicio del estado de alarma y hasta la semana pasada sólo se tramitaban las altas urgentes, por nacimientos y personas procedentes de otros municipios o del extranjero que cumplían este criterio –por tema de ayudas, obtención de la tarjeta sanitaria o necesidad de justificar la residencia en el municipio.

En el municipio de Mont-roig del Camp (Baix Camp), con 24 urbanizaciones y un gran núcleo turístico como Miami Platja, también ha habido una fuerte bajada. En marzo fueron 57 ante las 382 del mismo mes del año anterior; en abril 20 respecto de 382, y en mayo 67 delante de 432. Por su parte, en Vandellòs i l'Hospitalet de l'Infant (Baix Camp), ha habido altas de personas provenientes de otros municipios -Tarragona, Mont-roig o Móra d'Ebre- pero estas procedencias, según el Ayuntamiento, no indican segundas residencias y responden, simplemente, a un cambio.

Repunte en el Vendrell, sin cambios en Calafell y Cunit

En la costa penedesenca, durante el último mes el Vendrell ha constatado un incremento del 10% en los empadronamientos a los núcleos de la playa –Sant Salvador, Coma-ruga y el Francàs-. Según los datos en las que ha tenido acceso el ACN, en mayo del año pasado los nuevos empadronamientos en la zona de playas representaron un 30% del total de registros, mientras ahora ha habido 52 altas, que suponen el 40%.

El concejal del Padrón de habitantes del Vendrell, Baltasar Santos, señala que, en general, se trata de familias que ya residían en el municipio desde hace pocos años pero estaban empadronadas en Barcelona. «Hay mucha gente que vive aquí y trabaja en Barcelona, y han habido de regularizado la situación para poder moverse libremente por motivos de trabajo», explica. Niega que haya casos de picaresca en los cuales se pida el empadronamiento en la segunda residencia para poder disfrutar en caso de que haya un nuevo confinamiento los próximos meses.

El concejal también apunta que durante los últimos años ha habido varios casos de matrimonios que han convertido las segundas residencias en el domicilio habitual. «Se jubilan y venden a vivir en el Vendrell pero continúan empadronados en Barcelona para mantener el hospital de referencia allí», dice Santos, que asegura que este perfil de vecinos ahora también han aprovechado el confinamiento para regularizar su situación, para evitar denuncias de la policía en sus desplazamientos básicos.

«Todas estas situaciones se han ido dando durante los últimos años, pero ahora el confinamiento ha hecho que haya más casos», dice el concejal, que celebra el incremento de altas en el padrón del Vendrell para tener más masa poblacional a la hora de reclamar recursos a las administraciones superiores.

En los municipios vecinos de Calafell y Cunit, fuentes municipales niegan que se haya producido ningún incremento inusual del padrón de habitantes. En cambio, en Cubelles (Garraf) sí que perciben una situación similar a la del Vendrell, con un ligero aumento de altas porque habría habido familias ya residentes en la villa que habrían regularizado su situación.

Aumentos en Ametlla de Mar y Sant Carles de la Ràpita

En un mes, desde la reanudación de la tramitación presencial el 4 de mayo, l'Ametlla de Mar (Baix Ebre) ha inscrito a 72 nuevos vecinos en el padrón municipal, veinte más que el mismo periodo del año pasado. Son, principalmente, del área metropolitana de Barcelona –aunque también hay algún extranjero- y, en muchos casos, vivían desde hace tiempo buena parte del año en su segunda residencia en el municipio. La crisis del coronavirus ha influido de forma decisiva en este incremento, según admite el alcalde, a Jordi Gaseni.

De hecho, el Ayuntamiento inició hace unos meses una campaña para regularizar una situación anómala: aunque el número de personas empadronadas se sitúa en torno a las 6.800, en el mes de enero, en pleno invierno, el municipio acogía realmente a unos 9.000 habitantes, según el análisis de las toneladas de basura recogida. Bien comunicado con Barcelona y con importantes urbanizaciones próximas a la costa, el municipio se ha convertido en un atractivo lugar de residencia todo el año de personas oficialmente empadronadas en su lugar de origen, donde sólo vuelven esporádicamente.

Con esta regularización, argumenta Gaseni, el consistorio podrá conocer mejor la necesidad de servicios y recibir dotaciones económicas proporcionales en su población real para prestarlos. Las restricciones de movilidad derivadas de la crisis del coronavirus y los controles policiales que se han desplegado en el municipio han puesto en evidencia muchos de estos casos y han empujado las inscripciones para evitar problemas. «La gente lo ha encontrado bien. Aquí no se ha tenido que desplazar nadie de fuera de la región sanitaria. Entonces, se han empadronado los que están aquí. Es lo que buscamos», apunta.

«Es un lugar atractivo y tenemos una cosa que nos ha hecho ver toda esta situación del coronavirus: estamos haciendo el imposible para salir de la mejor manera de esta crisis sanitaria pero puede volver y, si lo hace, a veces más vale que te coja en un lugar como l'Ametlla de Mar que en una gran ciudad perdido en algún bloque de pisos», valla Gaseni.

Una situación muy similar se ha producido en Sant Carles de la Ràpita, donde la apertura de la atención presencial de las oficinas municipales ha permitido más que duplicar de las cifras habituales de empadronamientos. Así, desde el pasado 18 de mayo un total 78 personas se han inscrito oficialmente como habitantes -35 el mismo periodo de 2019: la mayoría son del área metropolitana de Barcelona pero también vecinos del territorio con segundas residencias en esta población turística de la costa del delta del Ebro.

Aunque la pandemia del coronavirus habría influido, desde el consistorio recuerdan que la imposibilidad de efectuar este trámite durante el periodo de confinamiento se tiene que tener en cuenta, así como la llegada de trabajadores para la temporada de verano.

Al vecino municipio de Alcanar, en cambio, durante la semana pasada se inscribieron cinco nuevo habitantes en el padrón. Una cifra que, según el alcalde, Joan Roig, no es habitual en tanto poco tiempo pero que tampoco rompe las estadísticas habituales. Tampoco en l'Ampolla, donde el incremento se ha registrado también un incremento pero poco significativo.

Querol duplica vecindario a las urbanizaciones y Santa Coloma gana población joven

En el municipio de Querol (Alt Camp), las cuatro urbanizaciones en torno al pueblo han doblado la vecindad desde el estado de alarma. De los 150 vecinos habituales ahora son cerca de 300. Esta venida de gente, sin embargo, no se ha reflejado en el padrón, ya sea porque ya son habitantes empadronados en el municipio, o bien porque conservan el empadronamiento donde tienen la primera residencia, según explica al ACN el alcalde de Querol, Jordi Pijoan. Con 520 habitantes en total, el padrón, durante todo este periodo, sólo ha crecido en cuatro personas, un ligero aumento que se mantiene dentro de la dinámica normal. El alcalde, sin embargo, ya se espera una llegada más masiva de foráneos durante los meses de verano dado que muchos renunciarán a los viajes de larga distancia. «Querrán venir a pasar todo el verano en el pueblo, como se hacía en los años ochenta», prevé Pijoan.

Muchos pueblos del Alt Camp se blindaron para evitar las entradas en segundas residencias. En Cabra del Camp, desde el 14 de marzo, se han empadronado una veintena de personas. La mayoría son gente que han decidido ir a vivir. En Aiguamúrcia se ha recibido alguna solicitud de empadronamiento, que se atenderá una vez abran las oficinas presencialmente. En la comarca vecina de la Conca de Barberà, en Santa Coloma de Queralt, también se ha detectado la llegada de parejas jóvenes, la mayoría provenientes de Barcelona, con voluntad de empadronarse y establecerse en el pueblo. «Son gente con vínculos en el pueblo o hijos de gente de aquí que tenían en mente hacerlo ya antes de la covid-19», constata el alcalde Ramon Mullerat. El Ayuntamiento no sabe cuantificar los nuevos empadronamientos que tiene en tramitación, pero confirma que el ritmo es creciente.

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