Diari Més

Estado de Alarma

El sector del vino sufre una bajada del 80% y reclama ayuda urgente

Las denominaciones de origen tarraconenses explican que las consecuencias del paro se pueden alargar más de un año

Algunas cepas podrían quedar este año llenas de uva después de la vendimia.

El sector del vino pide una ayuda urgente a una situación «grave»ACN

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Si bien la crisis económica acentuada por la pandemia de la COVID-19 afecta a todo tipo de sectores, a aquellos que tienen una relación de dependencia con las exportaciones y otros ámbitos que han detenido su actividad lo están sufriendo especialmente. Es el caso del sector vitivinícola, que ante una bajada de más del 80% de las ventas presionan a la administración para una ayuda urgente y pensante no sólo en el contexto actual sino también en el postconfinamiento.

Y es que «no habrá un consumo que pueda sustituir lo que se ha perdido», indica Joan Arrufí, presidente de la DOTerra Alta. Su homólogo de la DOQ Priorat apunta que incluso «la uva de algunas cepas no se cogerán». Pilar Just, de la DOMontsant, cree que la recuperación económica de las bodegas del Campde Tarragona y las Terres de l'Ebre puede empezar a llegar «en mayo-junio del año que viene», pero que la situación actual es «un drama» y que «si se alarga» puede provocar el cierre de algunos de ellos.

A diferencia de otras zonas, el cultivo de la uva y la producción del vino se hace en «pequeñas y medianas empresas» que subsistían por la venta en tiendas especializadas, establecimientos de restauración y, algunas, supermercados. «Las que venden en supermercados han visto caer las ventas», asegura Pilar Just, pero no tanto como las que tenían su cadena de distribución focalizada en el pequeño comercio, bares o incluso la exportación, que con el cierre de fronteras ha dificultado si no impedido totalmente que pudieran continuar las ventas por la bajada de la demanda o por la imposición de aranceles.

Sector esencial

La alimentación se considera «esencial» y, por este motivo, al inicio del estado de alarma se va permitir en todas las empresas que se dedicaran a producir alimentos continuar su tarea. A raíz de estas primeras decisiones, algunas bodegas se han encontrado con dificultades a la hora de aplicar Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTE), en su especialidad de «fuerza mayor», aunque les hayan bajado las ventas de manera drástica.

Justo afirma, sin embargo, que sí que hay bodegas de la DOMontsant por ejemplo que han aplicado reducciones de jornada a sus trabajadores. «Estamos obligados a mantener la plantilla», añade Vicenç Ferré, presidente de la DOTarragona. Bernat Andreu, presidente de la DOConca de Barberà, explica de la misma manera que Joan Arrufí (Terra Alta) que en su comarca sí que ha habido algunos ERTE, pero que «hay que son imposibles porque los trabajadores son la misma familia». En la Conca de Barberà, añade, la situación se ha visto agravada después de que ahora hace un mes sufrieran una helada que les va mermar la cosecha, a la vez que muchos sirven también para compañías que producen cava, un producto que, como el vino, prácticamente no se vende estos días.

Otro ámbito que ha sido anulado por la orden de confinamiento es el turismo, concretamente el enoturismo. Una vía directa de entrada de dinero en las bodegas que, desde el pasado mes de marzo y hasta que se vuelva a permitir, ha desaparecido de repente.

La venta por Internet

«No todo el mundo tiene la habilidad de comprar por Internet», destaca Salus Àlvarez, presidente de la DOQ Priorat. Si a eso añadimos que muchas empresas «no son expertas en comunicación» para tratarse de negocios familiares, esta crisis ha evidenciado la dificultad del sector para dirigirse al consumidor sin saturar el mercado. «Cuando había tres tiendas que vendían por Internet tenían éxito, pero ahora hay 30.000», añade Àlvarez, que cree que a pesar de eso «hará falta un fuerte impulso» en este ámbito en las diversas bodegas. Aunque la venta online esté permitida, las cantidades «son muy pequeñas» como para absorber las pérdidas que se derivan del consumo en la restauración.

Y si bien los supermercados pueden seguir vendiendo vino, lo que se vende mayoritariamente no es el de calidad hecho en las bodegas de las diversas DO, sino «marcas blancas», según explica Vicenç Ferré. Por eso una de las «soluciones» que aportará la DOQ Priorat a las administraciones será la promoción del consumo interno y la puesta en valor del vino de calidad. «La crisis lo único que ha hecho es poner de manifiesto que había cosas que no se estaban haciendo bien», dice Salus Àlvarez.

«Es importante que la población catalana reconozca los productos catalanes, tenemos que ayudar a los campesinos del territorio, hará falta un esfuerzo de toda la población», afirma Joan Arrufí (DOTerra Alta), que añade que las denominaciones de origen de Cataluña tienen un factor en contra añadido, que es «la situación política». «Los vinos del resto de España sí que tienen un mercado importante aquí, pero para nosotros es imposible vender en el resto de España».

Capacidades de las bodegas

«El ciclo del vino es uno», explica Pilar Just, se cultiva, se coge, se produce el vino y se comercializa. Si el vino no sale de la bodega, los almacenes no pueden guardar una cosecha que este año se prevé que sea «buena» por|para la gran cantidad de lluvias que hay. Es por eso que se teme que en el sector las consecuencias sean más a largo plazo. «Habrá un exceso de vino» que podrá hacer «bajar el precio de la materia prima», dice Joan Arrufí.

Por todo ello, la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) ha pedido ya ayudas a la Unión Europea y se han planteado propuestas como la «vendimia en verde» –dejar el vino en el suelo para evitar costes sanitarios. El sector, sin embargo, reconoce que la administración ahora mismo tiene otras prioridades. «Quizás no es el mejor momento».

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