Diari Més

Agricultura

Los productores de calçots dan por terminada una temporada que se preveía de récord

Campañas consumistas e ideas culinarias no son suficientes para evitar la pérdida de 5 millones de calçots por el coronavirus

Un campesino del Alt Camp, arrancando calçots en el inicio de la temporada de calçotades.

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La temporada de calçots ya se da por terminada. Los productores han desistido de arrancar cinco millones de calçots por la crisis del coronavirus, lo que supone un 25% de la cosecha. Para intentar reducir este gran volumen de calçots malogrados se han llevado a cabo numerosas iniciativas, desde ingeniosas recetas con calçots a ofrecer paquetes de salsa artesana y calçots a buen precio para poder hacer la calçotada en casa. Precisamente con este concepto se bautizó una iniciativa a través de las redes para incentivar su consumo. De los cinco millones sólo se han podido vender unos cuantos millares. A pesar de los esfuerzos y buenas intenciones no se ha podido evitar esta mala recta final de una temporada que apuntaba a récord, superando los 18 millones de cebollas.
La crisis del coronavirus irrumpió en plena temporada de calçots, si bien ya había pasado la época más fuerte de calçotades -entre enero y febrero. Ante la preocupación de los campesinos se generó este movimiento a través de las redes con el fin de ayudar a vender los calçots y fomentar a su consumo en casa. Los productores de la IGP Calçot de Valls hicieron un llamamiento, siendo muy conscientes de que una calçotada es una fiesta gastronómica con consumo de calçots en abundancia que difícilmente se puede trasladar a domicilios con grupos reducidos de personas a confinadas.

«Estamos muy agradecidos por la respuesta de la gente y si se marchan diez, pues diez que se irán; es poco, pero se ha hecho mucha promoción del calçot y eso se agradece», remarca el presidente de la IGP Calçot de Valls, Francesc Xavier Amill. Se han difundido recetas de la cocina del calçot de la mano de cocineros y restaurantes, se han sorteado visitas guiadas y se han forjado alianzas con el acompañamiento indispensable: la salsa. 'Mà de morter', que elabora salsa de forma tradicional, se ha prestado a ofrecer y distribuir calçots a través de su página web, sin coste para los campesinos.

En la cooperativa de Valls se venden calçots en paquetes inusualmente más reducidos -de 25 unidades. El gerente de la cooperativa, Joan Linares, reconoce que el reto de vender cinco millones de calçots no era nada fácil. «Durante en marzo y la primera semana de abril se animó un poco; todo ayuda, pero era muy complicado vender este 25% de la producción», dice. Algunos consumidores no han podido encontrar calçots en los establecimientos de proximidad. «Porque lo que marca mucho son los grandes mercados, como Mercabarna y el Mercat del Camp,» responde Linares.

Tema aparte será como afrontar las pérdidas. «Ahora ya hablamos con el Departamento de Agricultura para ver si podemos conseguir algún tipo de ayuda porque todo eso era el margen de beneficio de los campesinos», apunta a Linares. A la temporada ya le quedan los días contados. «De aquí a poco se tromparan», recuerda el presidente de la IGP, que es cuando los calçots se espigan por el calor. Agotados todos los cartuchos, ahora los calçots para arrancar se trincharán. De hecho, los campesinos ya están plantando la cebolla para la temporada que viene. De esta toca pasar página.

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