Agricultura
Los productores de calçots dan por terminada una temporada que se preveía de récord
Campañas consumistas e ideas culinarias no son suficientes para evitar la pérdida de 5 millones de calçots por el coronavirus
«Estamos muy agradecidos por la respuesta de la gente y si se marchan diez, pues diez que se irán; es poco, pero se ha hecho mucha promoción del calçot y eso se agradece», remarca el presidente de la IGP Calçot de Valls, Francesc Xavier Amill. Se han difundido recetas de la cocina del calçot de la mano de cocineros y restaurantes, se han sorteado visitas guiadas y se han forjado alianzas con el acompañamiento indispensable: la salsa. 'Mà de morter', que elabora salsa de forma tradicional, se ha prestado a ofrecer y distribuir calçots a través de su página web, sin coste para los campesinos.
En la cooperativa de Valls se venden calçots en paquetes inusualmente más reducidos -de 25 unidades. El gerente de la cooperativa, Joan Linares, reconoce que el reto de vender cinco millones de calçots no era nada fácil. «Durante en marzo y la primera semana de abril se animó un poco; todo ayuda, pero era muy complicado vender este 25% de la producción», dice. Algunos consumidores no han podido encontrar calçots en los establecimientos de proximidad. «Porque lo que marca mucho son los grandes mercados, como Mercabarna y el Mercat del Camp,» responde Linares.
Tema aparte será como afrontar las pérdidas. «Ahora ya hablamos con el Departamento de Agricultura para ver si podemos conseguir algún tipo de ayuda porque todo eso era el margen de beneficio de los campesinos», apunta a Linares. A la temporada ya le quedan los días contados. «De aquí a poco se tromparan», recuerda el presidente de la IGP, que es cuando los calçots se espigan por el calor. Agotados todos los cartuchos, ahora los calçots para arrancar se trincharán. De hecho, los campesinos ya están plantando la cebolla para la temporada que viene. De esta toca pasar página.