Diari Més
Gerard Gavaldà Maqueda.

Picapedrero

Sociedad

«Trabajar en la Sagrada Familia es duro, pero también muy ilusionante»

El picapedrero de les Borges del Camp ha recibido de manos del presidente a Quim Torra el Diploma de Maestro Artesano

Gerard Gavaldà el pasado lunes en les Borges del Camp.

«Trabajar a la Sagrada Familia es duro, pero también muy ilusionante»Gerard Martí

Publicado por

Creado:

Actualizado:

—Quien fue su maestro de oficio?

—Mi abuelo. Mi tatarabuelo, Josep Maria Maqueda Samper, que era alicantino, se fue a Andalucía con el negocio del mármol. Más adelante lo pilló la Guerra Civil y perdió las pedreras, pero a pesar de eso siguió trabajando. Mi abuelo, después de hacer la mili en Roses, vino para acá y se casó. En las Borges montó una empreseta, y hacía molinos de aceite y harina tradicionales, y también mucho de bordillo de adoquín. Al cabo del tiempo montó una compañía con un hombre de Riudecols que se llamaba Joan Puig Pedret. Y trabajó siempre, hasta que se jubiló. Entonces, salí yo, como una seta, diciendo que quería continuar el oficio. En casa primero fueron reticentes, porla dureza del trabajo, pero yo les hice chantaje emocional, diciéndoles que me iría a la competencia, y al final aceptaron. El abuelo me enseñó a arreglar los molinos, hicimos mucha fachada, chalets, fuegos en el suelo, escudos, detalles muy personalizados.

—Así pues, a pesar de conocer por el abuelo la dureza del oficio, quiso ser picapedrero. ¿Por qué?

Pienso que uno de los motivos viene de la época cuando yo era pequeño, y veía cómo la gente venía a casa a buscar al abuelo. Decían que nadie más les podía hacer el trabajo, nadie se lo sabía arreglar, si no era él. Como pasa a menudo, los de fuera dan valor a lo que tienes en casa. Además, mucha gente, amigos del abuelo, me decían que tenía que aprender su oficio. Así que, justo acabados los estudios, empecé a trabajar con él en el pueblo de Siurana.

—Qué otros trabajos ha hecho?

—Siempre he ido girando. Estuve un tiempo en una empresa de restauración de edificios públicos y monumentos. Después, también trabajé una temporada con un compañero de la Selva, el Florenci Andreazini, con quien aprendí muchísimo, y todavía hacemos algunas colaboraciones juntos. También con un compañero de Vilaplana, Àlex Masdéu, con quien estuvimos mucho tiempo trabajando en la Catedral de Tarragona y en edificios públicos.

—El trabajo de picapedrero ha cambiado mucho, desde que la hacía el abuelo?

—La parte manual sigue siendo casi igual, es como siempre. Lo que ha evolucionado muchísimo son los pasos previos, la extracción de la piedra. Antes se sacaba a base de tirar barrenades de manera manual. Después se hacían cuñas picando con la almádena, e ir haciendo bloques, pero siempre de formato pequeño. Hoy día, las maquinarias grandes te cortan media montaña.

—Es un oficio vivo, en nuestra casa, el de picapedrero?

—Yo diría que está un poco en stand by . Ni pierde, ni gana, vamos aguantando los que somos. La mayoría de picapedreros de Cataluña nos conoce, tenemos un grupo, que debemos ser entre treinta y cuarenta, y vamos haciendo encontradas.

—Hay escuelas donde se pueda aprender el oficio?

—No, en Barcelona hay muy poca cosa. Y a nivel estatal, sólo una escuela en Galicia. Pero la profesión allí es muy diferente de la de Cataluña. Desde mi punto de vista, el Modernismo hizo que aquí el oficio fuera mucho más creativo. Compañeros del resto del estado, que son grandes picapedreros, no tienen esta influencia. Hay muchos compañeros gallegos que son muy buenos pero les falta aquel punto que les dirías: ¡tírate!

—Ahora está trabajando en la Sagrada Familia de Barcelona.

—Sí. Hace unos cinco años, estaba arreglando unos molinos de aceite y me llamó mi compañero Àlex Masdéu para decirme que había un trabajo a la Sagrada Familia donde quizás tendría cabida. Me hicieron una prueba y tuve que cortar bloquescon cuñas según el método tradicional. Les gusté y me cogieron. Salí muy contento, pero al llegar a casa y leer los papeles, pensé madre donde me he metido . Enla Sagrada Familia he hecho los bloquesde la Sepultura de Jesús, y creo que es el proyecto más bonito que he hecho nunca. Considero que, lo que he hecho allí, es la esencia de todo lo que había aprendido aquí. Después, al cabo de poco tiempo, me llamaron de de una empresa de Ulldecona, Mármoles Castillo, para preguntarme si quería colaborar con ellos en la confección de la Torre de la Virgen, también a la Sagrada Familia. Acepté, y ahora ya estamos trabajando en la Torre Central. Es un proyecto duro y ambicioso, pero que también emociona.

—El presidente Quim Torra le hizo entrega el pasado mes de diciembre del Diploma de Maestro Artesano. ¿Cómo recibió, esta distinción?

—Muy contento. Primero, por los tres compañeros que me avalaron: Jordi Barbany, el Florenci Andreazini y Ferran Brunet. Después, también fue emotivo, es bonito que te reconozcan el trabajo y el oficio.

—Tiene algún aprendiz a quien enseñar este oficio?

—No tengo nadie, ni he llegado a pensar nunca. Creo que estas cosas tienen que salir como las setas. Tendría que aparecer alguien como yo le aparecí a mi abuelo. Pero no me encierro en banda|lado a enseñar el oficio, si los que me enseñaron a mí, hubieran pensado así, yo ahora no sería picapedrero.

tracking