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Un policía local de Calafell, a un paso de ir a juicio por matar a un perro que lo atacó

El juez admite en el escrito que el agente actuó por «miedo» a causa de «la agresividad desmesurada» del animal

Imagen del animal muerto que compartió un usuario de Facebook.

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Un juez ve base para enviar a juicio por maltrato animal a un policía local de Calafell (Baix Penedès) que mató a tiros un perro peligroso de la raza rottweiler, sin dueño, sin bozal y sin atar, que deambulaba por la calle generando pánico en el vecindario y atacó al agente con una «agresividad desmesurada».

En un acto de procedimiento abreviado, en que ha tenido acceso Efe, el titular del juzgado de instrucción número 6 del Vendrell ha dado por finalizada la instrucción por la muerte del perro, el pasado 11 de enero en la calle Empúries de Calafell, al concluir que los hechos imputados al agente, acusado de un delito de maltrato animal, son penalmente relevantes.

El juez deja así al policía local en las puertas de ir a juicio, a pesar de reconocer en su escrito que el agente actuó llevado por el «miedo» a causa de «la agresividad desmesurada» del animal, al cual efectuó cinco disparos que le causaron una «muerte rápida», después de que un vecino llamara a la policía advirtiendo que no podía salir de casa con su hijo porque había un perro peligroso rondando por la zona.

El agente, defendido por Sandra Melgar, de Aranda, Melgar & Tàsies abogados, ha pedido que se archive el caso argumentando que su actuación estaba «más que justificada» ya que había una «evidente situación de peligro» para su integridad física y su vida y que disparó porque «no tuvo más remedio» para evitar «uno mal mayor».

Un vecino de la calle Empúries de Calafell llamó a la policía local hacia las 16.00 horas del 11 de enero alertando que no podía salir de casa con su hijo porque tenía miedo, ya que en la calle había un rottweiler suelto y sin bozal.

Al llegar al lugar, los policías comprobaron que se trataba del mismo perro de raza peligrosa por el cual ya habían recibido cinco alertas en días previos por incidentes parecidos y que, según algunos testigos, era propiedad de una vecina de la misma calle, si bien este extremo no se ha podido constatar porque la mujer lo niega y el animal no tiene chip.

El agente investigado bajó del vehículo y se dirigió hacia la casa de la vecina que pensaban que era la propietaria del perro, aunque no había nadie en el interior, momento en que el rottweiler se abalanzó hacia él mostrándole los dientes, sin darle tiempo a volver a su vehículo, según el escrito del juez.

El perro saltó con un «evidente estado de agresividad intentando morder las piernas» al policía, según el juez, que subraya que el agente lo pudo evitar inicialmente utilizando su porra, sin golpear el animal.

No obstante, como el perro «no desistía en su afán», según reconoce el juez, el agente no tenía bastante con la porra para defenderse, por lo que tuvo que retroceder unos metros hasta llegar a la altura del domicilio del vecino que había llamado a la policía.

Con el agente cada vez más nervioso por la situación, según el acto, el perro hizo como si fuera hacia el vehículo policial y atacara a su compañero, momento en que el investigado pudo sacar su arma reglamentaria.

El perro hizo marcha atrás y se dirigió de nuevo hacia el policía investigado, a quien acosó contra la pared, de manera que, «creyendo que podía morder por la agresividad desmesurada que mostraba, efectuó cinco disparos», tres de los cuales impactaron en el animal causándole «una muerte rápida», según sostiene el juez.

En su escrito, el juez admite, como alega la defensa, que no existía ningún protocolo en la policía local de Calafell sobre cómo intervenir delante perros peligrosos en la vía pública ni que recibieran ningún tipo de formación específica, a pesar de lo cual los propios policías requirieron la presencia de una protectora, que llegó cuando el perro ya estaba muerto.

Fue la asociación de Abogados en Defensa Animal de Tarragona (ADAT) la que denunció al policía por un delito de maltrato animal.

A causa de la situación de riesgo que tuvo que afrontar, el agente tuvo que ser asistido en el servicio de urgencias aquel mismo día, en el que se le diagnosticó ansiedad y estuvo de baja laboral por la situación de «shock, agonía y estrés» sufrida, según su defensa.

Según la defensa, llevar a juicio al policía por este caso, en el que considera que no existen indicios de delito, supondría someterlo «de manera ilógica a la pena del banquillo de los acusados».

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