Diari Més
Ismael Cortés Gómez

Candidato de En Comú Podem por Tarragona

«El referéndum no es el punto de partida, tendría que ser la llegada»

El candidato de En Comú Podem por Tarragona, Ismael Cortés, propone la «liberación de los presos» y «trabajar una hoja de ruta»

Ismael Cortés, después de la entrevista, el pasado 17 de abril.

Ismael Cortés, después de la entrevista, el pasado 17 de abril.Anna Ferran

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PERFIL Analista político y con bagaje activista Ismael Cortés (Granada, 1985), es doctor en Estudios Internacionales de PazyConflictos. Tiene una larga trayectoria en el activismo contra la discriminación y la intolerancia. Ha sido investigador y ha desarrollado su carrera profesional como analista político a nivel europeo y estatal. Estas elecciones, «he dado un paso adelante y he decidido entrar en política institucional para defender un proyecto de sociedad abierta y plural en la cual el lugar de nacimiento, el barrio de residencia o el color de piel no limiten los derechos», apunta.

—Independiente y llegado desde Granada, su irrupción como cabeza de lista generó descontento en una parte de la militancia.

—El hecho que fiche como independiente es fruto de un acuerdo entre la secretaría general de Podemos en Madrid, la de Podem en Barcelona y el equipo de En Comú Podem. Yo no estaba dentro del partido pero sí en su órbita. Si repasamos las elecciones generales desde el inicio de la democracia, candidatos como yo no somos ninguna anomalía. Tengo vínculos familiares con el territorio. No haber vivido aquí no resta valor a mi candidatura.

—¿Ha tenido el colectivo gitano poca representación en las instituciones?

—Represento la apuesta del partido por la cohesión y la inclusión social, superando barreras de tipo racista en la sociedad. No soy el único candidato que viene de un bagaje familiar gitano. El PP, Cs o el PSC han incluido otros. Es la muestra que la sociedad está cambiando y que hay ciertos obstáculos que van cayendo. Este, precisamente, es importante para mí y para el proyecto de En Comú Podem, que es plural, inclusivo y fraterno.

—¿Cuáles son sus propuestas para la demarcación?

—En términos de infraestructuras, tenemos la prioridad de desbloquear el Corredor del Mediterráneo. Habría que aumentar la inversión en el puerto para conseguir más tráfico de personas y mercancías. Con respecto al Aeropuerto, es importante captar más rutas y la posibilidad de implantar la estación intermodal que conecte con Barcelona. En carreteras, queremos que la autopista AP-7 vuelva al dominio público, acabar la obra de la N-340 y terminar la A-27. Mejorar los alrededores es necesario. En energía, tenemos tres centrales nucleares y queremos la inversión en mantenimiento, pero preparar la transición y apostar por las renovables.

­—El programa menciona Tarragona tres veces. Una, sobre el Corredor del Mediterráneo. Sin embargo, hace unos días, Usted ha defendido el Corredor Central.

—En mis palabras, no lo dije. Lo que dije es que hacemos una apuesta por el Corredor del Mediterráneo como prioridad y estudiaremos las demandas de parte de la sociedad civil que quiere una mejor y más rápida conexión de Tarragona con el resto del Estado. Lo que hay encima de la mesa es el Corredor del Mediterráno, el Corredor Central y el Tercer Hilo. La prioridad incuestionable es el Corredor del Mediterráneo.

—El segundo punto habla sobre el trasvase del Ebro.

—Nos tenemos que asegurar de que hay un trasvase del Ebro hacia la provincia y hacia la ciudad, pero que no haya uno hacia otras partes del Estado. Eso aumentaría el conflicto y nos jugaríamos mantener la perspectiva del horizonte verde y preservar el caudal ecológico.

—El traspaso del Museu Arqueològic centra la tercera alusión.

—Tiene que ver con la remodelación de la Tabacalera. Tenemos que tener en cuenta, a la hora de hacer este tipo de grandes proyectos, que la provincia asume gasto pero que, sola, no puede asumirla toda.

—¿Cuál es la solución a la cuestión catalana?

—Es la pregunta del millón. Proponemos desinflamar el clima de crispación, de retórica de guerra y de lucha de banderas. Y saber qué representa cada uno. En este sentido, tener representantes políticos en prisión preventiva y tener exiliados no es el mejor camino. Por lo tanto, apostamos por la liberación de los presos, que sería importante para poder sentarse con un reconocimiento digno del interlocutor y, a partir de allí, ver cuál es la hoja de ruta hasta alcanzar un referéndum pactado.

—La solución, entonces, ¿es el referéndum?

—El referéndum, para nosotros, no es un punto de partida, y lo hemos visto. Llevaría a posiciones de bloqueo como el 155, situaciones de violencia por parte de los aparatos policiales del Estado, más fragmentación social. El referéndum tendría que ser un punto de llegada. Los actores se tienen que sentar y ver como llegar allí. Habría que reformar la Constitución para que fuera vinculante, pensar el tipo de preguntas y las condiciones de validez: cuánta participación y cuánta diferencia entre el y elno hace falta para que eso no divida Cataluña para siempre. Apostamos por una Cataluña dentro de España, pero con más capacidad de autogobierno y descentralización.

—¿Se ha explicado bien, alguna vez, el modelo federal?

—Nunca acaba de llegar porque, cuando se genera debate, se tiende a polarizar y no se entiende qué podría ofrecer este modelo federal, qué cambios se tendría que hacer y qué fuerzas apuestan por él.

—En el 2015 y en el 2016, fueron la fuerza más votada aquí. ¿Le pone presión el precedente?

—Más que una presión, marca el listón de lo que somos capaces de hacer en la provincia. Y me muestra la capacidad de trabajo que tiene la militancia en el territorio para movilizar el voto y generar ilusión. Es un motor más que un peso.

—Las encuestas les están dando ahora un tercer lugar, por detrás de ERC y PSC. ¿Se las cree?

—Si nos las creyéramos, estaríamos con la moral muy baja. Y la historia nos demuestra todo lo contrario: cada vez que nos dan un mal resultado, superamos las expectativas. La encuesta del CIS se hizo antes de la vuelta de Pablo Iglesias y antes del escándalo de las cloacas del Estado. Ahora sería diferente.

—Se da por hecho un pacto con los socialistas.

—Si el PSOE se compromete a sacar adelante los últimos presupuestos, la derogación de la reforma laboral, avanzar en la protección habitacional de la ciudadanía y salir del bloqueo en la herencia del 155, en aquel marco, una coalición sería plausible. Alejarse de eso sería alejar nuestras posiciones. En todo caso, el PSOE es un camaleón político.

—¿Navegar entre el independentismo y el 155, ser tibios, los beneficia?

—No somos tibios, somos lo contrario. Planteamos que, si nos mantenemos en esta parálisis política, ni Cataluña y España pueden avanzar. Eso significa ingovernabilidad, lucha de banderas. Son el resto los que tienen una actitud tibia en el sentido de mantenerse en un empate permanente. Queremos desbloquear la situación y llevar la agenda social: trabajo, salud, vivienda, pensiones, ecología, feminismo, antirracismo.

—¿Qué diría a los indecisos?

—Que somos la fuerza política que sale a ganar para avanzar y para recuperar la agenda social suspendida por el bloque del 155 y el de los partidos que trabajan para una declaración unilateral de independencia.

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