«Queremos que la gente vea que la cestería no es sólo hacer cestos»

El nuevo Cicle de Tallers de Sarga que organiza el Museu i Forn del Vidre de Vimbodí i Poblet empezará este sábado, 16 de febrero, y se alargará hasta diciembre. Al frente está Anna Sínia, que mostrará como aprender a crear piezas únicas con este material natural. Los talleres se hacen un sábado de cada mes y con el precio se incluye una entrada en el Museo.

—¿Desde cuando practica este oficio y donde lo aprendió?

—Hace unos quince años, vivía en una masía en las afueras de Vimbodí, donde tenía una mimbrera muy grande. El último cestero que quedaba en el pueblo, Isidro Grau, me preguntó si le podía llevar aquel material. Hasta entonces yo no había tenido nunca la curiosidad de aprender, pero cuando lo conocí, le propuse que, a cambio me enseñara el oficio. Él aceptó, y empecé a pasar las tardes en su casa. Entonces él tenía 89 años, y me enseñó toda una base de la cestería y me hizo amar el oficio. Aquel hombre era un amor y me transmitió su pasión.

—¿En la actualidad se dedica de manera profesional?

—Sí, imparto talleres, hago encargos y también hago el oficio de cadirera. Partiendo de la base de la cestería tradicional, he dado un poco la vuelta para que sea un poco más comercial, pensando en las necesidades de hoy día. Ahora, la gente ya no compra cestos, sólo en la época de las setas, y si es época de setas pero aquel año no hay, ya ni en compra. Por eso yo también hago bolsas, mochilas, etc.

—¿Qué técnicas sigue?

—La cestería tradicional catalana tiene varias técnicas, de culo redondo, de culo de estrella, de 'cul de queixal'... Y cada una tiene lo que podríamos llamarsu terreno. Por ejemplo, en la Conca de Barberà se hacía mucho el culo redondo, en el Pirineo se hacía más el cesto que no tiene culo, cabe en Girona el 'cul de queixal'... Depende un poco de la zona. Además, hoy día, como hay tanto movimiento nos encontramos con cesteros del norte de Europa que también trabajan la sarga que nos han llevado nuevas técnicas.

—La cestería es un oficio tradicional, pero por lo que dice, también se va actualizando.

—Yo he tenido la suerte de poder aprender técnicas con gente del norte de Europa, y también italianos, porque en el Museu de la Pauma de Mas de Barberans hacen ciclos de cestería, y en verano va mucha gente potente de otros países a enseñar técnicas que aquí no son tan habituales.

—¿En nuestra casa sigue siendo un oficio vivo?

—Aquí en el Camp de Tarragona no conozco a más personas jóvenes que se dediquen, debe haber personas mayores que sepan, pero la mayoría de cesteros se están muriendo. Creo que el oficio está más vivo hacia las comarcas de Barcelona y Girona, en el sentido de que hay más personas que se dedican.

—¿El material que utiliza es de la zona de Vimbodí i Poblet?

—Yo tengo una pequeña plantación, y también cojo un poco de sarga del río Brugent. También trabajo con mimbres que compro a un chico cestero que tiene una producción mayor que la mía, y que además tiene diferentes variedades, que dan diferentes colores. Él lo trabaja de manera ecológica, hecho que también me interesa.

—¿En que consistirán los talleres que impartirá en Vimbodí?

—Cada mes habrá un taller diferente, y enseñaremos técnicas diferentes a la tradicional catalana, para que la gente vea que la cestería no es sólo hacer cestos, a que no es sólo caña y sarga. El primer día haremos un cesto mediante la técnica del ‘nido’, después revestiremos una botella de vidrio, crearemos un cesto ‘viking’, un bolso de mano de mimbre, una panera en espiral, un asiento de una silla de anea, uno lleva velas de sarga, un cesto redondo, una bolsita de anea, una bola de mimbre y una corona de Navidad.