Diari Més

Antoni Mas, herrero, autor del Caballo Alado de Vila-seca

«Yo tengo el honor de haber hecho el Caballo Alado, pero la fiesta sois todos vosotros»

Antoni Mas ha estado trabajando dos años en la elaboración del Caballo Alado de Vila-seca, el nuevo elemento del Séquito que se ha presentado este domingo

Antoni Mas aquest diumenge, durant la presentació de Cavall Alat al Castell de Vila-seca.

«Yo tengo el honor de haber hecho el Caballo Alado, pero la fiesta sois todos vosotros»Gerard Martí

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—Habéis estado trabajando durante dos años. ¿Contabais con que la elaboración del Caballo Alado sería un proyecto tan largo?

—No, pensaba que tardaría más de medio año seguro, siete u ocho meses, pero no dos años. Dos días antes de la Navidad de 2016 me puse a hacer las primeras maquetas, pero ha sido muy lento, porque como lo he hecho con acero inoxidable y la plancha era muy delgada, cada vez que lo calentaba para soldar, el mismo calor hacía que se dilatara y se separara, y cuando se separaba no podía soldar. Cada soldadura está llena de puntaditas, tenía que ir poniendo y sacando una pinza cada vez.

—No había trabajado con el acero inoxidable antes?

—Cuando me propusieron hacer el nuevo elemento pensé que lo podríamos hacer con este material, que no lo había hecho nunca. Pensé que si hacía un milímetro, ya saldría adelante, de soldar, pero resulta que hacía dos décimas. Un día, tenía los alicates en la mano y todo disgustado y enfadado las tiré al suelo y se rompieron. Después las tuve que soldar para seguir trabajando [río]. Pero este inconveniente también ha hecho que el Caballo pese muy poco. El Águila de Tarragona que hice pesa 84 kilos, mientras que a estas alturas el Caballo Alado hace unos 38, ya veremos si al final acaba pesando un poco más. Pero me he dado un hartón de picar para darle forma. La gente me decía que los había hecho recordar los tiempos antiguos, cuando desde la plaza se oía picar el yunque, y yo les decía «es que voy desesperado». Mi padre me explicaba que, como el abuelo no tenía reloj, cuándo se levantaba se ponía a picar, pero si algún día se equivocaba y se levantaba más pronto, al cabo de un rato ya venía la gente del pueblo a preguntar si había pasado alguna cosa, porque los golpes en el yunque eran la señal que era hora de levantarse.

—La idea de hacer un caballo alado fue vuestra. ¿Por qué escogisteis esta figura?

—Siempre me había fijado en los camiones Pegaso que llevaban|traían un caballo. Después, cuando estudiaba en la Escuela de Trabajo, nos hacían estudiar Historia y Literatura, y hablábamos de los griegos, y el mito del caballo griego siempre lo vi muy natural. Y después, el caballo es una figura de animal que me gusta mucho. La única vez que he subido en un caballo fue de pequeño, cuando un hombre que venía de vendimiar nos hizo subirnos a mí y a otro, pero me parece una figura muy bonita. Para mirar bien la imagen y las proporciones he ido a las carreras de caballos de Sant Antoni para mirarlos al cerrado dónde los hacen girar, y somos muchos los que les miramos, porque son unos animales que gustan. Yo ya había hecho alguno, como una escultura pequeña de plancha, y una vez hice un caballo alado para una barra de cortinas.

—Este domingo finalmente se ha presentado en Vila-seca. ¿Cómo esperabais este momento?

—Como me ha costado tanto, y ha habido ratos que perdía los ánimos, los volvía a recuperar pensando en el que pasaría cuando el Caballo Alado fuera a la calle, y como se lo cogería la gente, y todo eso son pensamientos agradables. Recuerdo cuándo en Tarragona me hicieron Perpetuador de las Fiestas, que me decían «todo eso lo has hecho tú», pero yo los decía que todo eso no ha estado así hasta que la gente se lo ha hecho suyo. Yo sólo pongo el material, el hierro y la plancha, tengo el honor de haber hecho el Caballo Alado, pero la fiesta sois vosotros, la gente.

—Llegados al final del proyecto, se tomará un tiempo para descansar.

—No, si tengo más trabajo que alguna vez. Me tengo que poner a repetir cetros. Los de Tarragona ya los hemos repetido una vez, porque se les come la pólvora y no hay quien los arregle, y los del Morell, que son tan antiguos como estos, también los quieren repetir, se ve que calculan que dentro de unos años el herrero ya no estará.

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