Diari Més

Una superviviente de la Rambla: «El 17ª empecé a correr y sigo corriendo»

Un testimonio del atentado en Cambrils explica que su marido quedó herido grave en ponerse delante de ella para protegerla

Imagen de la rueda de prensa en que las víctimas han pedido que no utilicen su dolor para hacer política.

Una superviviente de la Rambla: «El 17ª empecé a correr y sigo corriendo»EFE

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Ana Cortés acababa de salir del metro a la Rambla la tarde del 17ª cuando oyó chillidos y pudo esquivar por poco la furgoneta de Younes Abouyaaqoub. Se refugió en el metro, donde tuvo que huir corriendo por la amenaza de bombas: «Salimos corriendo y hasta ahora sigo corriendo».

Cortés, una de las víctimas del 17A asesorada por la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por el Terrorismo (UAVAT), ha expuesto hoy su vivencia de aquella fatídica tarde en una rueda de prensa en la que las víctimas han pedido a los políticos a que mañana, en los actos de homenaje, no utilicen su dolor, después de haberlas olvidado desde entonces.

«Acababa de salir de la boca del metro, al lado de la fuente de Canaletes (al principio de las Ramblas). Oí chillidos y vi gente corriendo. Me giré y vi la furgoneta a medio metro, ya pasando. Vi todo lo que hizo. Buscaba los grupos de gente, la gente salía volando, me quedé paralizada», ha explicado hoy.

Cortés vio a mucha gente sangrante, en el suelo, y a algunos muertos, en una imagen que todavía no se ha conseguido quitar de la cabeza, igual que el ruido de las sirenas, que todavía la persigue.

Los Mossos D'Esquadra empezaron a desalojar y a mí me tocó el metro. Cerraron todas las salidas. Pero poco después nos dijeron que teníamos que desalojar porque alguien comentó que había bombas en el metro (después se comprobó que no era cierto). pasamos mucho miedo, abrimos la puerta y salimos corriendo...y hasta ahora, sigo corriendo», ha explicado.

Desde entonces, ha sufrido numerosos ataques de ansiedad, tiene miedo cuando va por la calle y oye sirenas o ve gente corriendo y se oye una víctima más.

«La gente me dice que tuve mucha suerte, pero que te lo digan cada día es duro: sí que tengo heridas, son internas, no se ven y cuestan mucho de cuidar», ha lamentado.

«Mentalmente sigo corriendo, tengo imágenes recurrentes, las sirenas son horribles, me da pánico ir por la calle y ver gente corriente o gritando. Voy mirando siempre por todas partes», ha descrito.

En la rueda de prensa también ha expuesto su testimonio una mujer, Núria Figueras, que estaba en el paseo marítimo de Cambrils cuando cinco de los yihadistas -que fueron abatidos- intentaron atropellar y después apuñalar a las personas que se encontraban a su paso, mostrando chalecos explosivos, que resultaron ser falsas.

«Íbamos cogidos de la mano con mi pareja (Rubén Iñazú). Cuando vimos a los terroristas, yo me tiré al suelo. Él quedó herido grave porque se puso delante mío para protegerme. Me salvó la vida», ha recordado hoy a la mujer.

El hombre fue trasladado al hospital en un camión de los bomberos y ella inició un peregrinaje burocrático, con declaraciones ante los Mossos, que le tomaron declaración aquella misma madrugada, y ante de representantes del ministerio de Interior, con quien tuvo una mala experiencia porque, según ha afirmado, la trataron con muy poco tacto, cuestionando en todo momento su relato y situación.

La mujer, que vio cómo los Mossos abatían a cuatro de los terroristas, se ha quejado de que, hasta que entró en contacto con la UAVAT, nadie se interesó por su situación, ni los asesoró, ni les ofreció ayuda.

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