Diari Més

Fernando de Yarza da el pistoletazo de salida a las Nits Daurades de Salou

El presidente de HENNEO protagoniza un emotivo pregón ante una notoria representación del municipio y de su tierra en el Salón de Plenos

El heredero de Salou entrega una placa conmemorativa a Fernando de Yarza, bajo la atenta mirada de la concejala Maria José Rodríguez y el alcalde, Pere Granados.

Fernando de Yarza da el pistoletazo de salida a las Noches Doradas de SalouGerard Martí

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«Ustedes comprenderán mi emoción esta noche. Porque hace 47 años, con tan sólo dos meses de vida, ya veraneé en Salou, en la playa de Llevant, ante la fuente luminosa, cuyos terrenos fueron cedidos por parte de mi familia al entonces Ayuntamiento de Vila-seca/Salou para que se pudiera construir la maravillosa plaza que todos disfrutamos hoy y que mostramos orgullosos en el mundo». Esta fue la carta de presentación del presidente de HENNEO, Fernando de Yarza López-Madrazo, pregonero de las Noches Doradas de Salou.

De Yarza, que también es presidente de la Asociación Europea de Editoras News Media Europe, recordó algunas de sus vivencias en la capital de la Costa Daurada, muchas de ellas con un gran recuerdo. De hecho, su familia estuvo presente durante el pregón que pronunció en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Salou, donde autoridades y personalidades diversas no se quisieron perder ni un segundo de la intervención de De Yarza. Mi primer agradecimiento es para mis abuelos Miguel Ángel López-Madrazo y Julita González que, junto con unos tíos míos y unos amigos, fueron unos visionarios ya que, en los años 50 del pasado siglo, decidieron que Salou era un paraíso que no se querían perder. Se instalaron prácticamente solos en el emblemático chalet Santillana donde, asumiendo las palabras del poeta francés Budelaire ‘mi patria es mi infancia’, he pasado los mejores veranos de mi vida», dijo durante su parlamento.

Fernando de Yarza dejó en un muy buen lugar tanto a las personas que viven en Salou como a aquellas que hacen posible que el municipio continúe como uno de los abanderados con respecto a turismo. En este sentido, anunció que «desde mi posición de representante de los editores de 2.500 diarios europeos, seré embajador de Salou. De todos ustedes; del buen trabajo que hacen sus vecinos y empresarios para brindarnos una buena estancia a todos los visitantes».

El presidente de HENNEO puso énfasis en el buen trato que siempre han recibido los aragoneses por parte de Salou, ya que «este municipio nos ha creado un sentido de pertenencia a personas que, como yo, venimos de una tierra como Aragón, donde como nuestro común Rey Jaime I, Rey de Aragón, Mallorca, Valencia y Conde de Barcelona, tenemos un carácter fuerte, pero un sentido indestructible de la palabra empeñada».

Muchos recuerdos

El acto lo presidió el alcalde de Salou, un Pere Granados que agradeció a Fernando de Yarza, antes del discurso del editor, en nombre de la ciudad que se haya decidido a pronunciar el pregón y lo tildó de «benjamín testigo» del turismo naciente en el municipio. Aventuró que «seguro que su memoria todavía está llena de añorados momentos y entrañables recuerdos familiares bañados, por|para aquel tiempo, por las aguas de las casi vírgenes playas de Salou». De hecho, así fue, ya que Fernando de Yarza viene tener momentos para recordar «a José Montero El Marino, que con una paciencia infinita nos cuidó a tres generaciones de mi familia» o «al Carrito de la Ibense, que venía desde el Puerto hasta las pilas para vendernos un helado a un puñado de niños que vivíamos muy lejos». También tuvo recuerdos «a la familia Bartolí y a Vincent Battini», que fueron muy importantes en el ocio salouense o «a Edith Miller, de El Pirata Viejo, en la playa de los Curas.» Infinitas historias de un aragonés que pasó gran parte de su infancia en Salou. Antes de encender la traca que daba por empezadas las Noches Doradas, Fernando de Yarza y el Ayuntamiento se intercambiaron una serie de regalos que servirían para inmortalizar este acto en la mente de todos. Se trataba de una Virgen del Pilar que se quedaba en el Ayuntamiento y una placa conmemorativa, aparte de una réplica del rey Jaime I, que se marchaba a Zaragoza con el invitado de honor.

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