Diari Més

Deshacerse de la mochila del fracaso y fomentar la autoestima para reanimar a los jóvenes al sistema educativo y al mundo laboral

El Programa de Nuevas Oportunidades ha insertado un 35% de los jóvenes al mercado laboral y cerca de un 40% ha mejorado su ocupación en el Camp de Tarragona

Un grup de joves que ha participat en la primera edició del Programa Noves Oportunitats del Camp de Tarragona.

Deshacerse de la mochila del fracaso y fomentar la autoestima para reanimar a los jóvenes al sistema educativo y al mundo laboralACN

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El programa de Nuevas Oportunidades del Camp de Tarragona ha puesto en marcha este mes de junio la segunda edición después de haber atendido a 503 jóvenes de entre 16 y 24 años en riesgo de exclusión social entre los años 2015 y 2017. Motivar y fomentar la autoestima de estos jóvenes que no estudiaban ni trabajaban -el 79% no tenían la ESO y el 45% hacía entre tres y seis meses que se encontraban sin hacer ninguna actividad-, es el principal objetivo de este proyecto que trata de forma integral el ámbito profesional, académico y personal de estos chicos y chicas. «Son jóvenes con vulnerabilidad social y que están acostumbrados a pensar que no sirven para nada», afirma la directora del CNO del Camp de Tarragona, Azahara González. Por eso, trabajan para «devolverles la confianza y sacar la mochila de fracasos que llevan|traen». De hecho, los resultados de la primera edición estiman que el 38,8% de los jóvenes ha mejorado su ocupación y que el 35% ha encontrado trabajo. Entre las novedades del proyecto está la duración, que se alarga a dos años, a diferencia de otros programas del Servicio de Ocupación de Cataluña que se ejecutan en ocho o nueve meses.

Adquirir conocimientos, habilidades sociales, seguridad en uno mismo y reencontrar la motivación son algunos de los puntos surgidos en la dinámica de grupo de algunos de los jóvenes que han participado en la primera edición y que definen los objetivos de este programa. Se trata de un grueso significativo de chicos y chicas que se encuentran en una situación de riesgo de exclusión social. Muchos de ellos están tutelados por la DGAIA y otros cumplen medidas alternativas, o bien provienen de familias desestructuradas. También hay jóvenes que han perdido la motivación por los estudios, como es el caso de Laia Roca. «Estaba pasando por una depresión, tenía problemas escolares y el asistente social me recomendó el CNO», ha explicado. Ahora, con casi 18 años ha obtenido el curso de monitora que, según ella, lo ha ayudado a relacionarse con la gente y a expresarse mejor cuando hace entrevistas de trabajo. Por esta razón, dice, ha sentido la «valentía» para reanudar los estudios que había abandonado y ya está acabando el último trimestre de tercero de ESO. «Mi sueño es trabajar con niños pequeños y, gracias al curso de monitor, tengo la oportunidad», reconoce.

En cambio, la situación de Sara Lozano, de 26 años, era diferente. A pesar de tener el certificado de la educación secundaria y los ciclos formativos de atención sociosanitaria y de educación infantil, no había conseguido encontrar trabajo en ninguno de estos ámbitos. «Cuando acabas los estudios no sabes como afrontar el mundo laboral ni qué competencias son las más adecuadas en una entrevista», lamenta. Previamente, había participado de un proceso de selección de personal con la Fundación Pere Tarrés que fue «nefasta», según recuerda. Después de su paso para|por el CNO ha conseguido entrar en la bolsa de trabajadores de esta entidad y, ahora, Lozano afirma que «sabe claramente como afrontar entrevistas».

El Programa de Nuevas Oportunidades está estructurado en cuatro fases. La primera de ellas se basa en la definición del proyecto vital y profesional y trabaja con acciones vivenciales. «Eso ente mujer un valor añadido, vamos por ejemplo al rocódromo para que toquen una campana», ha afirmado la directora, la meta es transmitir que aquello que han alcanzado haciendo deporte y transferirlo a la vida diaria «cuando dicen que no lo pueden conseguir». Se trata de una «cuestión de esfuerzo y de constancia», según la directora González. Con respecto a la segunda etapa, se escoge un itinerario y se establecen las acciones a corto, medio y largo plazo, y en las últimas se hace una tutorización y se ejecuta la inserción laboral y la escolarización.

Uno de los ejes fundamentales del proyecto son las formaciones en empresas, que cuentan con unas 100 horas de prácticas a fin de que los jóvenes hagan una cata. «Hay chicos y chicas que quieren ser mecánicos y que, a los diez días, nos dicen que no les gusta porque se pensaban que se dedicarían a cosas del tunning. Eso lo vivimos como una oportunidad», explica González. «Si no les ha gustado no pasa nada y se cambia de sector, pero culminante las horas con el fin de trabajar aspectos como el compromiso», subraya. Aquellos que lo aciertan en aquello que quieren hacer siguen otros niveles hasta que se los prepara para acceder a un grado formativo o para conseguir un certificado de profesionalidad. «Es un incremento progresivo de las acciones y que no se vive como un fracaso. Al final, es crecer hacia adelante», remarca la responsable del centro.

Desde el Centro de Nuevas Oportunidades del Camp de Tarragona se muestran satisfechos por los resultados de la primera edición. Se entrevistaron a unos 800 jóvenes, de los cuales formaron parte del programa medio millar. De estos, finalmente, han trabajado codo con codo con 371 jóvenes, de los cuales 144 han mejorado su ocupabilidad a través de 24 formaciones, como imagen personal, comercio y marketing o transporte, mantenimiento y mecánica. Además, han encontrado trabajo 129 jóvenes. El resto, han mejorado competencialmente, dado que este colectivo no asistía a sus obligaciones o bien no llegaba puntal. Ahora bien, en este aspecto han conseguido un cambio de talante al final del programa y, si prevén que llegarán tarde o que no podrán asistir, avisan a los técnicos. «Eso supone una ganancia cualitativa muy importante porque siempre trabajamos por el empoderamiento de los jóvenes y no queremos ser asistencialistas», sentencia.

La primera edición del proyecto, que se inició en diciembre del 2015 y finalizó en noviembre del 2017, ha contado con casi un centenar de empresas colaboradoras, una quincena de entidades y se ha dado cobertura a las poblaciones de Reus, Cambrils, Salou, Valls, Tarragona, Montblanc, Torredembarra, Roda de Berà, Cunit, Calafell, El Vendrell y la Bisbal del Penedès. Parado durante medio año por la paralización institucional, este mes de junio el CNO ha arrancado la segunda edición con la voluntad de atender a una cuantía similar de jóvenes hasta el 2020. El programa fue licitado por un valor de 3 millones de euros, pero el proyecto no ha utilizado todavía toda la partida, según la dirección.

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