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Transporte

Renfe deja a la intemperie a una quincena de usuarios en la Plana-Picamoixons

Los pasajeros, que tenían que hacer transbordo para llegar a Reus y Tarragona, tuvieron que alquilar un taxi porque el tren llegó con retraso y el otro convoy no los esperó

La estación de trenes de Reus en una imagen de archivo.

45 minutos de retraso en un tren de Barcelona en Reus por una nueva incidenciaCristina Aguilar

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Renfe dejó, el pasado jueves por la noche, abandonados a la intemperie una quincena de usuarios de la línea R-13 de Renfe que viajaban en el último tren del día procedente de Lérida. Los usuarios, que se dirigían a la zona de Reus y Tarragona, tenían que efectuar un transbordo en el apeadero de la Plana-Picamoixons (Alt Camp) para poder coger un convoy que los tenía que llevar a su destinación. El tren de Lérida en Barcelona, sin embargo, llegó con 23 minutos de retraso a esta parada y, aunque la interventora les había asegurado el contrario, cuando bajaron comprobaron que el otro no los había esperado y se había marchado sin recogerlos. A pesar de las reclamaciones telefónicas efectuadas desde el mismo punto –donde no hay ningún edificio para resguardarse ni personal- Renfe no se quiso hacer cargo en aquel momento de los pasajeros, que se vieron obligados a alquilar conjuntamente un taxi para llegar en su destino. Este viernes, la compañía ha pedido disculpas y se ha comprometido a abonar los costes extraordinarios a los afectados.

Uno de estos pasajeros, Josep Maria Guerau, vecino de la Selva del Camp, ha registrado ya una queja por escrito ante el Departament de Territori i Sostenibilitat sobre estos hechos. «No es un tema de dinero: es por la falta de información y la dejadez del servicio», lamenta. Este jueves por la noche, él y el resto de afectados dejaron del tren de la línea R-13 convencidos de que, a pesar del retraso acumulado por su convoy, podrían efectuar el transbordo, tal como los había asegurado la interventora. Cuando bajaron a la Plana-Picamoixons, sin embargo, era de noche y ningún convoy los esperaba. «No hay estación, ningún sitio donde resguardarse, hacía muy frío y no había nadie. Llamamos a información por si nos vendrían a buscar y nos dijeron que el tren se había marchado y que no lo harían», ha relatado.

Aduce que, en el caso de haber sido conscientes de esta situación, él y sus compañeros de viaje habrían optado por pasar de largo y bajar a estaciones como Valls o Sant Vicenç de Calders, desde el cual disponían de alternativas, sea con otros trenes o buses. Ante la respuesta negativa de Renfe –a través del servicio de información telefónica de la Generalitat- y tratándose del último tren del día, no disponían de ninguna alternativa de transporte público: entre todos pidieron un taxi que los trasladó hasta Reus. «Lo más grave no es sólo que el tren se marchara, es que no nos dieron la información en el que veníamos. Esta falta de información es lo que nos provocó los perjuicios», asevera.

Guerau, que utiliza la línea una vez al mes, explica que se trata de una situación a la cual han tenido que hacer frente otros usuarios anteriormente. «Es un juego de los disparates: la gente intenta evitar al máximo este tren en invierno», indica. «A veces baja a una persona sola y ya es oscuro», añade. Muchos son jubilados, estudiantes o inmigrantes y, a menudo, no acaban reclamando a la compañía ante el requerimiento de personarse delante de una estación con atención al público con el consiguiente traslado y pérdida de tiempo para conseguir que le devuelvan el dinero del billete. El tren que los tenía que recoger en la Plana-Picamoixons llega expresamente desde Tarragona y Reus para dar este servicio a los usuarios que vienen de Lérida –la línea R-13 se dirige, pasando por el Alt Camp, a Barcelona sin pasar por estas ciudades. «Supongo que debieron priorizar el trayecto grande para que no se produjeran retrasos en Reus y Tarragona. Es un tren pensado sólo para enlazar con lo qel que veníamos, pero no se esperó. Hizo un viaje absurdo», sentencia.

Consultada por el ACN, Renfe han reconocido los hechos este viernes por la mañana. Fuentes de la compañía han explicado que el tren de la R-13 procedente de Lérida tenía que llegar a la Plana-Picamoixons a las 18.43 horas, pero que, fruto de un «problema de infraestructura y electrificación» lo acabó haciendo con 23 minutos de retraso. «Cuando es un pequeño retraso, se avisa y se espera para que pueda continuar», apuntan. En esta ocasión, consideraron que era excesivo y que el tren desde el apeadero en dirección a Reus y Tarragona tenía que salir a la hora prevista. «Los trenes tienen un horario», aducen las mismas fuentes, añadiendo que la compañía trabaja con la consigna de «gestionar» estos casos para «minimizar la afectación a los viajeros». Asumen, sin embargo, que lo hicieron sin informar a los usuarios ni prever las consecuencias. En este sentido, Renfe ha pedido «disculpas» y ha animado a los afectados a presentar las correspondientes reclamaciones con el compromiso de asumir el coste extraordinario que supuso el alquiler del taxi.

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