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El acusado de matar a una chica en Salou dice que le apretó el cuello en un juego sexual

El procesado niega que le quisiera hacer daño y asegura que entró en «shock» cuando vio que estaba muerta

Declaración del hombre acusado de matar a una chica en Salou mientras muestra al jurado popular cómo tenía las manos atadas la víctima.

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El acusado de matar a una chica en un piso de Salou en agosto del 2016, Claudio Augusto Santana, ha admitido este lunes que le apretó el cuello en el marco de una práctica sexual -la hipoxifilia, que se lleva a cabo para obtener placer por medio de la asfixia-, pero ha negado que le quisiera hacer daño.

Durante su declaración en el juicio que se celebra en la Audiencia de Tarragona, el hombre ha relatado que pagó 450 euros a la víctima, una vecina de Lleida de 28 años que ejercía temporalmente la prostitución, por pasar la noche juntos. Según ha explicado al jurado popular, estuvieron consumiendo cocaína y alcohol, y practicaron «sexo fuerte y sádico» de manera consentida durante varias horas. En un momento de la madrugada, ha asegurado que cogió a la joven por el cuello mientras ella estaba «a cuatro patas» con las manos atadas a la espalda con una camisa, hasta que la chica «paró». De entrada, lo atribuyó a los efectos de las drogas, pero más tarde notó que estaba «fría» y entró «en shock». El acusado ha reconocido que todo eso pasaba mientras su hijo, de tan sólo nuevos meses de edad, se encontraba en otra habitación del domicilio.

Santana, de 35 años y origen brasileño, ha explicado que la tarde del 23 de agosto del 2016 pidió a un amigo que le consiguiera droga y una prostituta. Según él, le compró una docena de gramos de cocaína por los cuales pagó 370 euros y, después de negociar el precio con ella, Sara M.S. aceptó 450 euros para pasar la noche con él. «Estuvimos bien. Es una mentira extrema que le hubiera hecho daño, porque nunca he hecho daño a nadie en mi vida», ha afirmado en su declaración.

Casi entre llantos, el hombre ha relatado que estaban practicando «sexo fuerte» cuando le apretó el cuello «en un sentido sexual y no para hacerle daño». Después de darse cuenta de que la chica había muerto, ha afirmado que «no sabía qué hacer» y que consumió el último gramo y medio de cocaína que les había sobrado.

En las horas posteriores, ha negado que manipulara la escena del crimen. «Si fuera un asesino no estaría aquí y no hubiera dejado pruebas», ha lanzado. Más tarde, ha explicado que llamó a su mujer -que se encontraba en Francia- y al canguro, a quién le dejó su hijo para ir a comisaría durante la tarde. «Estaba drogado y alcoholizado», ha lamentado.

El acusado ha señalado también que tenía la percepción que Sara «ya venía drogada» cuando llegó a su piso y, al ser preguntado por el hecho de sí el sexo «sádico» era consentido, ha lanzado que «no hizo falta hablarlo porque ocurrió así». Sobre la técnica de la hipoxifilia, ha sentenciado que «a muchos hombres y mujeres les gusta que los asfixien para tener más placer».

El procesado ha reconocido que, en varios momentos de la noche, la chica practicó sexo con las manos atadas a la espalda con una prenda de ropa -una camisa de él. «Estaba ligada como una fantasía, pero se podía soltar las manos sola», ha defendido, a la vez que ha mantenido que todas las prácticas sexuales fueron consentidas.

La vista continuará este martes en la Audiencia de Tarragona con la declaración de más testigos. La fiscalía solicita una pena de 15 años de prisión por homicidio con abuso de superioridad; la acusación particular, de 20 años de prisión por asesinato con alevosía y, la defensa, la libre absolución.

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