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Capafonts reparte 400 raciones de mandongo

El pueblo dejó de hacer la matanza del cerdo en los años cincuenta pero ha recuperado el desayuno popular

Imagen de la Fiesta del Mandongo del año pasado.

Capafonts reparte 400 raciones de mandongoACN

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Capafonts, en el Baix Camp, se ha llenado este domingo de visitantes, venidos de toda la demarcación de Tarragona para degustar el desayuno popular de la Fiesta Popular del Mandongo, que ha llegado a la decimosexta edición. Como en muchos municipios catalanes, Capafonts dejó de hacer la matanza del cerdo en los años cincuenta pero decidió recuperar una parte de lo que significaba la fiesta familiar: el desayuno popular.

«Antes, en el pueblo, cada uno mataba el cerdo en casa, se invitaba a la familia y amigos y para desayunar se cocía magro y tocino, hígado y riñón y, con el aceite de magro, se hacían las judías», ha explicado Lourdes Buldó, presidenta de la Asociación de Mujeres Virgen de Barrulles, la entidad que decidió recuperar el plato en una jornada gastronómica. Este domingo, se han servido más de 400 raciones.

Buldó ha recordado que, hoy en día, en el pueblo no tienen permiso para matar el cerdo en casa y sólo se ha podido recuperar el desayuno típico del día. Con todo, ya hace años que la tradición perdió sentido: «Antes no había carnicería y la gente mataba el cerdo en casa y se lo guardaba para todo el año, ahora con tantas carnicerías ya no tiene sentido guardarlo para todo el año», ha dicho la presidenta de la Asociación de Mujeres, que este domingo ha servido decenas de raciones.

Esta es una fiesta de referencia a la demarcación porque en pocos municipios se conserva parte de la tradición del día de la matanza del cerdo. Antes de llegar a las 14 horas, se han repartido 400 raciones y los cocineros han alertado de que, si llegaban más visitantes, quizás no les podían servir. La avalancha de gente no es nuevo: otros años ya ha habido visitantes que han tenido que volver a casa sin poder probar el desayuno. Tanto es en cuanto|así que incluso ha habido personas que tenían previsto llegar al pueblo y han reservado su cata: «han telefoneado desde l'Espluga de Francolí para guardar veinte platos», ha explicado Buldó.

La tradición

El día del mandongo empezaba habitualmente con una rebanada de pan tostado con aceite y sal, fruta seca y aguardiente. Después, a media mañana, se hacía una cata de los picadillos para hacer butifarras, que servía para probar la cantidad de sal y pimienta. Al mediodía llegaba el momento del día en que se degustaba el plato típico del mandongo, que consiste en tocino y magro, preferentemente de la papada del cerdo porque la carne es más sabrosa, riñón, hígado, y judías. La cena también era especial coincidiendo con la matanza del cerdo: se comía una sopa de albóndigas, serie de un plato de escarola y romesco y, finalmente, longaniza fresca con un tomate.

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