Diari Més

Un estudio español señala que el plasma de los que han superado la covid puede prevenir que otros la sufran con gravedad

El plasma tendría que ser de una infección por la misma variante que el paciente al cual se quiere curar

Una joven donante sangre por el Banc de Sang i Teixits ayer en el Palau Firal de Tarragona.

Una cincuentena de personas dan sangre y plasma en TarragonaOlívia Molet

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El plasma sanguíneo de una persona que ha superado el Covid puede evitar que enfermos que se encuentren en una fase precoz de la infección se pongan graves, tengan que ingresar en la UCI y por tanto, puedan fallecer. Esta es la conclusión principal de una investigación española que, por primera vez, identifica qué tipo de pacientes pueden beneficiarse de la donación del plasma de una persona recuperada y que ha determinado que este tratamiento puede evitar que desarrollen la enfermedad de forma grave.

Se trata de una investigación española liderada por el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) y en la que han participados 25 centros hospitalarios y 350 pacientes. Sus conclusiones, publicadas en la revista internacional Journal of Clinical Investigation indican que, como ha ocurrido con otras dolencias -por ejemplo, el Ébola, como pudo verse hace unos años con los casos que se detectaron e España-, el plasma de personas convalecientes por Covid -que se contagiaron y que superaron la enfermedad- puede servir para curar a otros enfermos.

«Su uso podría ser beneficioso en grupos concretos de pacientes en fases precoces de la enfermedad ya que parece evitar la necesidad de ventilación mecánica y reduce el riesgo de fallecimiento en algunas personas que ingresaban con la infección en la primera semana desde el inicio de los síntomas», informa el Ministerio de Ciencia en un comunicado.

Este «posible tratamiento» consiste en que a la persona infectada se le hace una trasfusión del plasma de una persona que se recuperó de la Covid. Se trata de pasar al primero los anticuerpos que generó el segundo y de hacerlo en la primera fase de la infección, en pacientes ingresados en los primeros días desde el inicio de los síntomas, que no hayan pasado a una etapa grave y que no hayan desarrollado anticuerpos.

Según el hallazgo de la investigación, que han conducido Cristina Avendaño-Solá y Rafael Duarte, un tratamiento con plasma reduce en más del 50% la necesidad de ventilación mecánica o el riesgo de fallecer. A los 14 días de tratamiento se inició la mejoría, que alcanza niveles estadísticamente significativos a los 28 días.

Estos ensayos han sido financiados por el l Fondo COVID-19 del Instituto de Salud Carlos III y, frente lo que no habían conseguido otros estudios, por primera vez ha permitido identificar qué tipo de personas podrían beneficiarse de este tratamiento. También establece limitaciones a estas donaciones de plasma.

Por una parte, incide en que está focalizada en pacientes en la primera etapa de la enfermedad precoz. «No es efectiva ni recomendable para todas las personas infectadas», pero los resultados señalan que sí puede serlo en pacientes inmunosuprimidos y con dificultades para desarrollar su propia respuesta inmunitaria tras la vacuna o la infección natural, y que tienen un peor pronóstico, el plasma sí podría ser beneficioso.

En cuanto a las características del plasma que se administra, el estudio señala, como los receptores, tampoco vale cualquier emisor. El plasma «no debe provenir de una recolección indiscriminada de personas convalecientes», sino que tiene que tener determinadas características, como una «concentración adecuada de anticuerpos neutralizantes» y se apunta también a la conveniencia de que receptor y donante se encuentren en la misma área geográfica porque se ha visto que el plasma puede ser más efectiva si la infección de ambos fue de la misma variante del virus.

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