Diari Més

Se allana la curva de muertes y contagios, pero el descenso será largo

Pensadores y divulgadores mantienen que «nada será igual» en un futuro próximo

Un técnico sanitario traslada a un paciente al Hospital de Bellvitge.

Se allana la curva de muertes y contagios, pero el descenso será largoEfe

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Desciende el número de muertes por coronavirus por cuarto día consecutivo, aunque continúa por encima de los 600, sigue cayendo el ritmo de contagios, que supera por poco el 3%, y disminuye de manera significativa la presión asistencial en los hospitales y en las UCIs. La curva parece que se allana de manera decidida, pero autoridades y expertos advierten que el descenso será largo.

En la vigésima tercera jornada del estado de alarma se han contabilizado 637 muertos, la cifra más baja desde el 24 de marzo (514), y 313 menos que la del fatídico récord de 950 del pasado jueves, sin perder de vista que, en este momento del desarrollo de la pandemia, España es el país con mayor porcentaje de muertes por millón de habitantes.

Las defunciones son siempre un reflejo de la incidencia de la epidemia tres o cuatro semanas atrás, pero no los casos diagnosticados, cuya tasa ha vuelto a reducirse este lunes hasta caer al 3,2 por ciento, sensiblemente por debajo del 4%, que es como empezó Italia la misma semana que ahora todavía España, sin reducir prácticamente este ritmo en los siete días siguientes.

Los contagios caen a la mitad

Los contagios han bajado en la última semana a la mitad y hasta el 80 por ciento se ha reducido en este mismo periodo el número de personas atendidas en las urgencias de los hospitales madrileños, al pasar de unas 2.000 a unas 400, según datos de la Consejería de Sanidad.

Paralelamente, ha caído por debajo de 1 el número reproductivo básico (RO) -media de casos secundarios que causa una persona infectada-, excepto en Cataluña y Castilla-La Mancha, las comunidades más afectadas por el virus después de Madrid, donde sigue siendo levemente más alto, lo cual se considera un buen indicador epidemiológico.

Las personas hospitalizadas se elevan a 60.000 y los pacientes que han pasado por las UCIs, aunque los datos no son uniformes, suman 6.931, 70 más que el domingo, y un incremento del 1%, lo cual podría amortiguar la situación más crítica de estas unidades prevista al fin de marzo para las dos primeras semanas de abril.

Los pacientes dados de alta suman ya 40.437, casi un tercio del total de afectados por el coronavirus.

Es posible, no obstante, que hoy se produzca algún repunte, a causa del llamado «efecto martes», por los retrasos de las notificaciones de las comunidades durante el fin de semana, pero de una comparación directa de este lunes con el anterior se deduce que las muertes han descendido en torno al 22 por ciento y los contagios cerca de uno 33.

Tendencia y vigilancia

La doctora María José Sierra, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha señalado, después de la reunión del comité de gestión técnica, que los datos confirman la tendencia descendente que se ha observado desde hace unos días y que será importante consolidar a lo largo de esta semana.

«Con toda la prudencia con la cual siempre acogemos los datos, estos siguen confirmando la tendencia de estabilización y moderación», ha afirmado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a quien ha matizado que, a pesar de eso, «no hemos acabado, ni mucho menos, y ahora hay que abordar la segunda etapa, la de doblegar la curva».

Sierra ha insistido en que en estos momentos la vigilancia se está centrando en los casos más graves de entre las personas hospitalizadas y también en los profesionales sanitarios que, según ha informado, son ya 19.400 los que han dado positivo al virus (un 14,3 por ciento del total de afectado), de los cuales en torno a un 10 por ciento ha sido o está ingresado.

Los sanitarios, así como las personas más vulnerables como los ancianos, serán destinatarios del millón de los tests de diagnóstico rápido que ha distribuido a las comunidades autónomas el Gobierno, que este lunes ha informado de que en las últimas tres semanas ha comprado material sanitario, que incluye pruebas diagnósticas, respiraderos y equipos de protección, por valor de 845 millones de euros.

«Desescalada»

La fase de estabilización y moderación en la cual insiste el ministerio de Sanidad está previsto que dure hasta finales de abril, si bien a partir de la semana próximo se reinicia como mínimo la actividad económica «hibernada» en torno a la Semana Santa, lo cual obligará a adoptar alguna de las medidas en las cuales se está trabajando, a España y en otros países, para la fase de transición, conocida ya como fase de «desescalada».

Esta «desescalada», que están planificando todos los países mirándose los unos en los otros, tendrá que ser, según los epidemiólogos, gradual y asimétrica con patrones que ya empiezan a generalizarse como el uso obligatorio de máscaras o los tests|tiestos serológicos para determinar la eventual inmunidad de las personas que hayan podido pasar la enfermedad sin diagnosticar, sea con síntomas leves o de manera asintomática.

La puesta en marcha en las próximas semanas de algunas de estas medidas ha generado polémica, que hoy ha tratado de disolver al ministro Isla, al asegurar que no se recomendará el uso generalizado de máscaras hasta que haya existencias suficientes y que el aislamiento fuera del domicilio, en particular en hoteles y albergues, para personas diagnosticadas como leves o asintomáticas sería opcional.

El Gobierno ya ha comprado 550 millones de máscaras que llegarán a lo largo de este mes y hoy mismo ha anunciado que ha cerrado un contrato con la cooperativa Bexen Medical, que forma parte de la Corporación Mondragón, para fabricar 60 millones de unidades a partir de mediados de abril a razón de 2,5 millones a la semana.

La polémica sobre las máscaras y el aislamiento fuera del domicilio remite al debate que en las últimas semanas han mantenido pensadores y divulgadores sobre cómo afectará a la pandemia a nuestras vidas y a nuestras sociedades en un futuro próximo, con la advertencia generalizada que «nada será igual» y con cierta preocupación sobre los equilibrios entre libertad y seguridad, privacidad y bienes comunes, economía y salud, con la mirada puesta en la pulsión entre el autoritarismo y el liberalismo, todo eso con el big fecha y las debilidades humanas como telón de fondo.

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